La calificación crediticia que otorga Standar & Poor’s (S&P) a Ecuador se incrementó un escalón por las perspectivas de un mejor acceso a la financiación y las políticas económicas más pragmáticas del Gobierno ecuatoriano.
S&P elevó la calificación de largo plazo de la deuda soberana del país a B+, aunque está todavía cuatro niveles por debajo del grado de inversión, informó la compañía en un comunicado emitido este 20 de agosto del 2014. La perspectiva de la calificación es estable, dijo.
La mejora de la calificación se presenta después de que el Gobierno ecuatoriano emitiera USD 2 000 millones de bonos en el mercado internacional, en junio pasado. Se trata de la primera emisión internacional desde el impago de la mayor parte de su deuda internacional en 2008 y 2009.
Antes de la venta de los bonos, el presidente ecuatoriano Rafael Correa volvió a comprar la mayor parte de la deuda en default. El Gobierno también ha renovado conversaciones con el Fondo Monetario Internacional y anunció que el Banco Mundial había duplicado línea de crédito de la nación a USD 1000 millones.
“Hemos planteado las calificaciones de largo plazo en Ecuador como resultado de una mayor flexibilidad fiscal del gobierno, una mejor posición de liquidez externa, y el clima de inversión mejora en el país”, dijeron en el comunicado de S&P los analistas Richard Francis, Sebastián Briozzo y Kelli Bissett-Tom.
“En los últimos dos años, el Gobierno ha mostrado mayores signos de pragmatismo, con esfuerzos para atraer la inversión extranjera directa en los sectores de petróleo y minería, volver a involucrar a instituciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y aumentar la inversión pública para tratar de para estimular el crecimiento económico”.
El mismo día que S&P elevó la calificación a Ecuador, el Fondo Monetario Internacional advirtió sobre señales de un aumento del déficit público y un empeoramiento de las condiciones externas para Ecuador, al concluir su primera revisión de la economía del país suramericano en seis años. “Un déficit fiscal ha resurgido a pesar de una boyante recolección de impuestos”, impulsado por las inversiones públicas -financiadas con préstamos de China- y una ampliación del déficit en la cuenta corriente.
El FMI llama a “restringir el gasto público” y a “la moderación” en el gasto corriente “para acomodar el creciente programa de inversión pública”, indicó el Fondo en un comunicado