Sofía Merino, directora Fundación Cecilia Rivadeneira. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
¿La filantropía que aparece en la época navideña promueve la cultura de la mendicidad en Ecuador?
Definitivamente, esa filantropía de la época lleva a la caridad, que no es la puerta para solucionar los problemas que se ven todo el año en las esquinas de la ciudad: niños y ancianos en mendicidad, personas sin un trabajo estable, migrantes... Una funda de caramelos o una moneda sostienen el círculo vicioso, que hace que cada diciembre vengan más familias a la capital.
La caridad es una virtud cristiana, ¿por qué superar ese concepto?
Ser caritativo no es malo, siempre que no sea solo dar lo que sobra. Hay que ir un paso más allá de eso y aprender a ser solidarios. Hace falta enseñar a los hijos a convivir con otras realidades, sacarlos de la burbuja, motivarlos a dar tiempo, como voluntarios, por ejemplo. Yo recorro barrios de Quito con mi hija de 6 años.
¿Desde las organizaciones de ayuda social hay la madurez necesaria para levantar fondos con ideas nuevas y no de la lástima?
Lamentablemente no. Deberíamos ser los primeros en buscar que se acabe esa idea de la caridad. De nosotros también depende que quienes ayudan cambien conceptos. Pero pasa que hasta cuando se cae una pared en una de las fundaciones llaman para pedir una mano. Hace un mes pedí una cita en una empresa de confites y me respondieron que no nos darían fundas de caramelos porque ya se las pidieron 150 organizaciones. Les dije que no iba para eso sino para exponerles nuestro plan para el 2020.
¿Hacia qué modelo deberían ir las fundaciones?
Hacia el concepto de emprendimiento social, que todavía no está arraigado en el país. Se trata de otra mirada de las fundaciones, para que trabajen como una empresa que pueda generar productos, que las vuelvan sostenibles en el tiempo; que tengan procesos, auditorías externas. Y que la gente pueda sumarse, no con una funda de caramelos.
¿Hace falta capacitación para darle la vuelta a las historias que empujan a las ONG, al modo de Comic Relief, de Reino Unido?
Sí, hace falta tener un equipo preparado, una cabeza que conozca lo que ocurre en el mundo. Nosotros hemos visto buenos ejemplos de hospitales oncológicos para niños en Brasil y son un sueño. Pero acá aún pasa que las fundaciones nos quedamos en la zona de confort, que implica contar una historia triste y dramática, para que la gente se conmueva y te dé dinero, caridad. Pocos empezamos a hablar en positivo, no de la problemática sino de soluciones, para no victimizar más a las poblaciones.
¿Hay una cultura de fundaciones de apoyo transparente en el país?
Somos pocas las que generamos un informe anual, que somos auditadas por multinacionales. Eso le hace falta al tercer sector. Si no nos volvemos más operativos al transparentar los fondos que manejamos, la gente no nos creerá. Por eso cuesta golpear puertas, dicen ya viene a pedir plata o producto. Ni el Gobierno central o local ayuda pese a que trabajamos en temas que ellos no alcanzan a completar.
¿Qué se debe hacer?
Para que la gente crea en ti hay que enviar informes de lo que se hace con el dinero, por ejemplo. Otra idea es invitarlos a formar parte del directorio, para que ayuden también a pensar en iniciativas y conozcan la realidad desde adentro.
¿Cómo se puede cambiar la idea de caridad por la de solidaridad?
Nosotros no creemos en la donación. Decimos tú me das algo y serás parte de este programa para cambiar la vida de… Con el tema de lucha contra el cáncer de piel le dijimos a un fabricante de protector solar que a cambio de respaldo estarían en un proyecto de artes escénicas. Hay que presentar ideas innovadoras, estudiar, es la venta de una idea para cambiar algo.
¿Siguen buenos ejemplos de ideas disruptivas para no pedir caridad?
Doctora Clown en España es un ejemplo en comunicación. Este año, Facebook nos ha reconocido como una de las mejores usando redes sociales en Latinoamérica. Hay que buscar gente que sepa del tema, si vamos a hacer una campaña conseguimos alianzas; insisto, no hay que hablar de donación sino de valor compartido; recibir, pero dar una capacitación, instalaciones, etc.
¿Qué tan importante es el Internet para conseguir apoyos de todo tipo?
Otra forma de innovar es globalizarse, el uso de la tecnología es parte de la eficiencia de una ONG. Se puede encontrar acompañamiento afuera; en el exterior hay gente que quiere ayudar. Con una web se puede llegar a plataformas de comunidades como Amazon, que tiene área social. Antes se distribuían formularios en hojas de papel para pedir apoyos; hoy se debe dar facilidades, que a través de links la gente escoja cómo ayudar.
Cómo incidir para que la ciudadanía busque nuevas formas de ayudar?
Hay que llegar a los colegios, también a los hogares, pedirles que no esperen que algo malo les pase a ellos o a sus familias para ayudar al cambio, para ser más solidarios.
Hoja de vida.
Sofía Merino tiene 36 años. Es comunicadora social, además especialista en marketing social. Trabaja como directora de relaciones interinstitucionales de la Fundación Cecilia Rivadeneira, que empujó su hermano.
Pensamiento.
Como su madre les enseñó, asegura que hace falta invertir diariamente en los que más necesitan, sin esperar nada a cambio, porque las recompensas en la vida llegan solas.