El SOAT se consume en las clínicas
Redacción Sociedad
Cristian Simbaña nunca llegó al cumpleaños que él organizó para Jefferson Parra. A las 19:00 del viernes 29 de mayo una buseta conducida por un chofer en estado etílico arrolló la moto en el que los dos jóvenes retornaban a las casas luego de dejar todo listo para la fiesta del siguiente día.
Las víctimas, que no superaban los 20 años, quedaron abandonadas en una de las calles del barrio Sierra Hermosa, en Calderón. Tras esperar 45 minutos en la vía, los dos fueron llevados a la Clínica Cotocollao, en el norte de Quito. Allí pasaron cuatro días, pero el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), que tiene cupo máximo de USD 2 500, solamente cubrió la primera noche en el caso de Simbaña y un día y medio con Parra.
Luego de terminada esa cobertura, los familiares de los pacientes lograron trasladarlos al hospital estatal Eugenio Espejo, para seguir con el tratamiento.
Esa casa asistencial frecuentemente recibe a pacientes enviados desde clínicas privadas, pero sin saldo en el SOAT. En enero, por ejemplo, atendió a 96 accidentados. De ellos, 22 permanecieron inicialmente en un centro privado. Y entre septiembre y octubre últimos cubrió a 41 personas remitidas de las clínicas.
Datos de las Veedurías y de Corposoat revelan que entre marzo y diciembre de 2008, este seguro cubrió a 11 021 personas a escala nacional. Se calcula que el 66% de ese total fue atendido en hospitales particulares.
El director del Eugenio Espejo, Álex Camacho, alerta que todos son remitidos a los centros públicos solo cuando se termina el cupo del SOAT. Esto “pese a que no fueron sometidos a intervenciones que urge el paciente”.
Eso conlleva que los gastos asuman los centros estatales y por ello la molestia que también ha surgido en los hospitales Enrique Garcés (sur) y Pablo Arturo Suárez (norte), que reciben usuarios de todas las provincias.
Los directores de los tres centros presentaron quejas en la Dirección de Salud de Pichincha, el Ministerio de Salud y las aseguradoras del SOAT (Corposoat).
Sin dar cifras, el gerente de este organismo, Patricio Salas, reconoce que ha recibido denuncias de todo el país. Hay casos -dice- en que las clínicas facturan por terapia intensiva, pero que luego se ha verificado y no tienen la infraestructura para ese servicio.
La Asociación de Clínicas y Hospitales privados, que agrupa a 40 centros del país, refuta los datos. Según la directora, Susana Cárdenas, máximo se usan USD 600 de los 2 500 que cubre el SOAT. Cuando Francisco Simbaña, padre de Cristian, se enteró que el seguro se agotó en una noche exigió el desglose, pero le negaron. Finalmente, los consiguió tras discutir con los médicos.
Allí se estableció que los gastos llegaron a USD 3 574 por 41 servicios. Pero una auditoría realizada por la Dirección de Salud de Pichincha y la aseguradora Redes determinaron que debía cancelar USD 2 230.
En el caso de Parra también se notificó que debía pagar USD 2 600. Cuando llegó al Eugenio Espejo, los médicos le notificaron a la madre del joven, Cecilia Estrella, que no le habían realizado intervención alguna.
La administradora de la Clínica Cotocollao, Virginia León, se defiende. “El SOAT y el Fonsat hacen una auditoría seria. Facturamos de acuerdo con los códigos del Ministerio de Salud. Y no es cierto que hubo auditoría. Además, se hicieron cirugías bastante complicadas”.
Pero el SOAT reconoce un vacío en esto, pues nadie regula el precio de los insumos. Mientras un hospital público factura el cloruro de sodio (suero) en USD 0,50 una clínica puede hacerlo en USD 3. El caso estuvo en manos de la subsecretaria de Planificación del Ministerio de Salud, Sara Naranjo, pero pasó a la Dirección de Pichincha, que aún no ha dado una respuesta.
Simbaña no soportó el traspaso desde la clínica Cotocollao al hospital Eugenio Espejo. Cuando la ambulancia lo trasladaba al servicio de emergencias sufrió un paro cardíaco y falleció...