Un tip para el hogar es hacer, cada semana, una lista de todo lo que gasta y así podrá decidir cuál recortar. Foto: Tomada de Pixabay.
El relato bíblico en el que José organiza el acopio de grano durante siete años en Egipto para enfrentar la escasez durante otros siete, deja una lección histórica y económica sobre uno de los pilares más importantes de la educación financiera: ahorrar para hacer frente a las épocas de escasez.
“En momentos de crisis, los que salen mejor parados siempre son los que tienen ahorros, algo guardado, plata en el bolsillo”, dice Guillermo Granja, docente de la economía de la Universidad Ecotec.
A pesar de que el Presidente de la República reconoció que el país atraviesa este año una situación “dificilísima”, por la caída del precio del crudo, los analistas son cautelosos al hablar de una “crisis” en Ecuador.
Gonzalo Cucalón, analista y gerente de finanzas de la firma Banrio, dice que Ecuador atraviesa un frenazo en el desarrollo de su economía, no una recesión. “Veníamos creciendo a un ritmo y ahora este es más bajo”, explica.
Aún así, los expertos coinciden en que adoptar buenos hábitos de educación financiera son clave para que las finanzas del hogar no naufraguen si el panorama económico no mejora en Ecuador en el corto plazo.
Bertha Romero, especialista del Programa Tus Finanzas, de la consultora Aval, menciona que además del ahorro, la planificación presupuestaria, la priorización de gastos y el manejo apropiado del crédito son las otras prácticas fundamentales para un manejo saludable de las finanzas del hogar.
Aunque el ahorro es la primera recomendación para las épocas de “vacas flacas”, esta práctica no es generalizada en Ecuador. Según un estudio presentado en el 2014 por el Banco de Desarrollo para América Latina (CAF), un 41% de los ecuatorianos no tiene por costumbre ahorrar.
Por otra parte, un sondeo de la Consultora Kantar Worldpanel revela que el año pasado un 57% de encuestados pretendía ahorrar ese año, mientras que en el 2015 el porcentaje se incrementó a un 61%.
Pero el ahorro es una decisión, no puede quedarse en intención, dice Romero. “Hay personas que ponen como excusa que no pueden ahorrar porque sus ingresos son menores que sus gastos, pero si no hacen un registro de gastos, es probable que ni siquiera sepan en qué están gastando y qué gastos no son necesarios”.
Para Iván Sierra, analista de mercado de Negocios&Estrategias, en términos de educación financiera, Quito saca mejores notas frente a Guayaquil.
El analista, que ha realizado estudios de mercado para firmas comercializadoras de electrodomésticos, sostiene que el ciudadano promedio de la capital es más cuidadoso con el dinero que el de Guayaquil.
Sierra menciona que en Guayaquil, la pregunta principal del comprador suele ser: “¿De cuánto es la cuota?”. En contraste, en Quito, a esta pregunta suele ir atada otra: “¿Cuál es la tasa de interés?”.
Esa pregunta refleja que el consumidor en Quito “sabe que con tasas más altas de interés terminará pagando más y cuida eso”, dice Sierra.
En la lista de las cosas que no se deben hacer en épocas de un frenazo económico está adquirir nuevas deudas. “Hay que priorizar gastos”, dice Granja.
La alimentación, las medicinas, las cuotas de deudas adquiridas con antelación no se pueden aplazar y se convierten en una especie de gasto fijo.
Pero esa televisión, ese celular último modelo o esa renovación de indumentaria podrían esperar. “Hay que evitar o bajar el gasto en productos suntuarios”, añade Cucalón.
La herramienta más adecuada para priorizar gastos es tener un presupuesto.
Granja sugiere una fórmula de distribución del presupuesto de 30% para ahorro, 50% para pago de gastos necesarios como alimentación, vivienda, educación de los hijos y un 20% podría invertirse en un fondo o para pagar deudas. Entre los gastos que se deberían recortar sugiere el de vestimenta y ocio.
En alimentación también se podría reducir el presupuesto. Cucalón sugiere buscar marcas más económicas de productos de primera necesidad.
Romero, en cambio, recomienda un modelo de presupuesto de 50% en gastos necesarios; 40% para deudas ya adquiridas y de consumo; y un 10% para el ahorro.
Recuerde que el ahorro debe tener metas y en su presupuesto puede incluso clasificar el destino de sus ahorros: para emergencias (un accidente de tránsito), objetivo a mediano plazo (vacaciones) o a largo plazo (jubilación).
El otro pilar de la educación financiera corresponde al manejo de crédito. Los especialistas coinciden en que la tarjeta de crédito debe manejarse con mucha cautela. Granja recomienda no utilizar el sobrecupo de las tarjetas, y adquirir el hábito de pagar lo que consume, no solo el mínimo.
“Mientras más rápido pague, se ahorra más, pues a mayor plazo saldrá más caro. Puede ser que hoy pueda afrontar esa deuda, pero en el futuro, más los intereses se le podría volver difícil”, añade Cucalón.
Para manejar mejor las deudas, Romero recomienda hacer un registro de cada deuda, con montos y tasas de interés, y comenzar a liquidar primero las más caras, “las que tienen mayores tasa”.
Y si ya presenta un sobreendeudamiento es recomendable contratar el servicio de consolidación de deudas, añade.
Tips para el hogar
Registro. Para priorizar gastos primero debe identificarlos. Haga cada semana una lista de todo lo que gasta y así podrá decidir cuál recortar.
Ahorro. Del total de los ingresos familiares, es recomendable destinar entre un 10 o un 30% para ahorrar. Establezca metas para ese dinero.
Hábitos. Para disminuir sus gastos, evite comprar bienes suntuarios, opte por marcas menos elitistas de productos de primera necesidad.
Crédito. No use el sobre cupo de su tarjeta de crédito y no difiera demasiado su deuda. No pague solo el monto mínimo, pague la deuda más pronto.