Han pasado dos meses de la marcha que, al menos en Quito, asombró a propios y extraños. Nadie imaginaba que tantos sectores se unieran a la marcha que se originó en el sindicalismo y al que adhirieron organizaciones sociales y colectivos, hacia la plaza de San Francisco, a la vez que se llevaba a cabo una concentración pro Gobierno en la Plaza de la Independencia.
Pero esta semana, la disputa política girará nuevamente en torno a los trabajadores en coincidencia con su fecha emblemática: el 15 de noviembre, cuando en 1922 ocurrió la masacre de obreros en Guayaquil.
El Gobierno ha anunciado para ese día una concentración en Guayaquil para, entre otras cosas, presentar las reformas al Código Laboral. Ya no será un nuevo Código, tal que había anunciado el oficialismo en el Día del Trabajo.
La explicación que dio el oficialismo es, al menos en palabras de Carlos Marx Carrasco, el ministro de Relaciones Laborales, era para evitar la conflictividad en el país, pero que se había perdido la oportunidad histórica de tener un Código revolucionario.
El sindicalismo no lo entendió así. Y uno de los símbolos de su lucha fue que se retirara el proyecto de Carrasco de la discusión parlamentaria, aunque tampoco logra que se discuta el que presentó hace dos años.
La organización de los trabajadores –al menos la enfrentada al Gobierno- también tendrá su participación en esta semana. No solo está la movilización que anunciaron para el 19 de noviembre.
Para este viernes, víspera a la concentración gubernamental, los sindicatos se reunirán en Quito. Su intención en conformar la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Ambas citas, la sindical y la gubernamental, estarán nuevamente sobre el escenario político. Las imágenes del 17 de septiembre pasado serán sin duda un referente. Y cuando la calle es la expresión de movilización, siempre la cantidad de convocados se tomará en cuenta.