Los Simpson vs. Fabricio Correa

Milton Castillo Maldonado

“No hay revolución con bingo ni socialismo con casino, ni liberación con ruleta, ni igualdad con corrupción, ni solidaridad con acumulación privada, ni ideología con tahúres, ni hombre nuevo con nepotismo, ni antiimperialismo con narcotráfico, ni utopía con crimen organizado”; parafraseando a los sociólogos Luis Brito y Abraham Aroniam, que reflexionaban en las Jornadas de Intelectuales llevadas a cabo entre el 3 y 4 de junio de 2009, en Venezuela.

¿Dónde está la  intelectualidad ecuatoriana “de la 35” dando sustento al anhelo y la esperanza de cambio? Esta intelectualidad pierde de vista que es más importante producir ideas que producir estatus.

Amenazar con la expulsión a las transnacionales del petróleo que demanden al Ecuador, o prohibir -vía reglamento- a las empresas de papel (para el futuro), es violentar todo un sistema democrático que se basa en la formalidad de las normas, como si el Poder Ejecutivo pudiese, por sí y ante sí, imponer la ética en el futuro y las normas, de acuerdo a cómo se le vaya ocurriendo a su titular.

Señor Presidente, no se da cuenta que al tomar esas decisiones post factum (después de los hechos) da elementos de fondo a quienes no tienen el menor interés de que existan cambios profundos? Usted, acaso, ¿pierde de vista que desempolva con su incoherencia ideológica a los amantes de la tanatología social, que frente a la instalación de la Constituyente ya vaticinaron que no habría ningún cambio? (a quienes me espeluzna empezar a darles algo de razón corriendo el riesgo de ser calificado de “derecha”).

El estadista juega con las reglas de la democracia (ya no hay Plenos Poderes). La herramienta que usted tiene ahora Presidente, es urgente: imponga un código de ética a Movimiento País, incluidos los burócratas de alta jerarquía” y respecto de los negocios de su familia,  pídale a su hermano (con la energía y firmeza con la que trata a todo pelucón) que dé por terminados los contratos que están por ejecutarse y devuelva el dinero: la fórmula jurídica para ello de seguro la conocerán sus abogados.

El mal ejemplo de Fabricio Correa para la juventud ecuatoriana de acumular por acumular (no hay rico que diga ya tengo lo suficiente) de espaldas a la pobreza de la gente, es peor que el de Homero y Bart Simpson cuando eructan en la mesa.

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