En El Trébol hay unidades que se detienen a subir pasajeros en lugares no adecuados. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Para que se apruebe el aumento del costo de pasajes en Quito, los transportistas primero deberán firmar un nuevo contrato de operación, que incluye la ejecución de 42 indicadores de calidad.
Jorge Yánez, presidente de la Unión de Operadores de Transporte Urbano de Quito, indica que los transportistas están dispuestos a cumplir con los parámetros de calidad, y aclara que no todos están en sus manos, sino que es una responsabilidad compartida con el Municipio del Distrito.
Los índices de servicio se basan en parámetros internacionales. Entre los que le compete al Municipio están, por ejemplo, que las vías estén en óptimas condiciones, que exista suficiente cobertura para que el sistema llegue a todos los barrios de la urbe y que las paradas estén ubicadas de tal modo que las personas deban caminar máximo 400 metros para llegar a una estación cercana.
Asimismo hay que determinar con qué frecuencia debe pasar el bus, cuál será el esquema de conectividad y transbordos de las unidades, tener una correcta señalización y brindar una adecuada información al usuario. Además, la autoridad debe encargarse de que exista una correcta iluminación en paradas y que estas sean zonas limpias y seguras.
Entre los índices que dependen netamente de los transportistas están que la unidad debe estar bien presentada y limpia; recibir un adecuado mantenimiento.
Como parte de los parámetros, se deberán colocar paradas en lugares estratégicos. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
El secretario de Movilidad, Guillermo Abad, indica que, por ejemplo, cada bus deberá tener bitácora de mantenimiento preventivo y correctivo, en la que se registrarán los cambios de aceite, frenos y demás ajustes mecánicos. En las fichas se colocará cuántos puntos tiene la licencia de cada conductor, las infracciones cometidas, cómo está su salud, su eficiencia, entre otros datos.
Cada unidad deberá respetar el nivel de opacidad permitido, cumplir los años de vida útil del bus y dar accesibilidad a personas con movilidad reducida. Igualmente respetar la velocidad máxima en la vía.
Entre los parámetros también se habla de la capacidad de cada bus. Especifica que las unidades cumplirán con el número de pasajeros por m2 que norma la Ley: 6,42 personas por m2. Sin embargo, Yánez sostiene que si se desea tener transporte más cómodo se debería bajar a 4 personas por m2. No obstante, a veces, en hora pico, se puede llevar hasta ocho personas, lo que hace que el servicio sea deficiente.
Los conductores se comprometen a respetar las paradas y dar una adecuada atención al usuario. Quienes conduzcan el bus deberán recibir cursos de formación y desarrollar sus habilidades y destrezas. Los conductores estarán afiliados al Seguro Social y recibirán todos los beneficios de Ley.
Abad y Yánez coinciden en que nada de eso es posible sin una visión y gestión empresarial del transporte. Por ejemplo, es clave que cuenten con un sistema integrado de recaudo, que se entregue la delegación de la administración del bus a la operadora y que se aplique la caja común.
Actualmente, la mayoría de buses funciona como un negocio individual. Alfredo Viteri, experto en Movilidad, indica que hoy cada conductor se encarga de ganar pasajeros a los otros buses, incluso a los de su misma cooperativa, para recaudar más dinero. Ese es justamente el origen de los correteos, del irrespeto a las paradas, del exceso de velocidad.
Pero si los buses de una cooperativa se asocian y empiezan a manejar el negocio de una manera empresarial, se enfocan en brindar un servicio adecuado, cumplen con los horarios y las rutas, entregan todo lo recaudado a una sola cuenta y lo dividen entre todas las unidades de una manera equitativa, esa realidad cambia.
Con eso, según Viteri, se termina el 80% de los problemas del sistema de transporte.
Este diario conversó con 11 usuarios de buses la mañana de ayer. Todos coincidieron en que los mayores problemas del servicio tienen que ver con llevar exceso de pasajeros, el trato grosero del conductor y del ayudante, el manejo inadecuado con acelerones y frenazos, y las malas condiciones del bus por basura y mal olor.
Abad indica que se encuentran puliendo los 42 indicadores de los parámetros que constarán en los nuevos contratos que los transportistas deberán firmar antes del ajuste tarifario. Así, los contratos anteriores se revertirán. “O los transportistas cumplen con los parámetros de seguridad, confort, eficiencia, universalidad y accesibilidad, o ese permiso de operación se le entregará a alguien que sí esté dispuesto a cumplir y a trabajar”.
La revisión de los parámetros será semestral, pero si existen casos que ameriten la evaluación (como accidentes), se lo hará de inmediato. Si no se cumplen, habrá sanciones administrativas y si estas son reiterativas se puede incluso revertir el contrato y entregar esa ruta a otra operadora.
La Secretaría de Movilidad trabaja en mesas técnicas para elaborar la propuesta de ajuste tarifario. Se espera que el documento pase a la Comisión de Movilidad el próximo mes, y luego presentarlo al Concejo.