Una sequía por el fenómeno de La Niña afecta al campo manabita

Los campesinos son abastecidos con agua para riego, que se lleva desde el embalse La Esperanza, ubicado en el cantón  Bolívar. Foto: Cortesía Prefectura de Manabí

Los campesinos son abastecidos con agua para riego, que se lleva desde el embalse La Esperanza, ubicado en el cantón Bolívar. Foto: Cortesía Prefectura de Manabí

Los campesinos son abastecidos con agua para riego, que se lleva desde el embalse La Esperanza, ubicado en el cantón
Bolívar. Foto: Cortesía Prefectura de Manabí

La falta de lluvias como efecto de la presencia del fenómeno climático de La Niña ya se siente en la Costa del país.

En las provincias de Manabí y Santa Elena, por ejemplo, la ganadería y la agricultura presentan problemas, por los pastizales secos y la escasez de agua para regar los cultivos y para las siembras de este nuevo ciclo.

Los cantones manabitas Pedernales, Jama, Chone, Flavio Alfaro, Puerto López y Paján son los más afectados por este déficit, que empezó gradualmente en agosto pero que en diciembre causó los primeros estragos.

Las reses tienen poco pasto para alimentarse y están desnutridas, dice el representante de los ganaderos de Manabí, Pedro Alvarado.

Manabí tiene un hato de más de 900 000 reses y 600 000 hectáreas de pastizales, según la última encuesta Espac 2019 del INEC.

Los agricultores también padecen por este fenómeno, que perjudica principalmente al maíz, arroz y otros cultivos de ciclo corto. Los campesinos esperan esta época para sembrar más de 80 000 hectáreas de maíz.

En la provincia, cerca de 120 000 hectáreas están destinadas a la producción de invierno. El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) realiza una evaluación y aún no se tienen reportes sobre los daños reales.

Las autoridades tomaron medidas para atender estos problemas, que también se registran -en menor medida- en otros ocho cantones.

Los municipios de Puerto López y Flavio Alfaro declararon la emergencia para atender a los afectados con la construcción de canales de riego y dotación de agua en tanqueros.

Estas tareas se complementaron con el proceso de trasvasado desde la represa Daule-Peripa. Desde julio, ese sistema provee 18 metros cúbicos de agua por segundo al embalse La Esperanza, ubicada en el cantón Bolívar.

Desde este punto se trasladan otros 10 metros cúbicos por segundo a la represa Poza Honda.

Según el director de la Empresa de Agua de Manabí, Darwin García, se logró abastecer a los canales de riego de las zonas con mayor impacto, aunque todavía no es suficiente. Esta falta de agua se complica más, porque los ríos también tienen bajos caudales.

Desde el 3 de enero, por ejemplo, el nivel del río Chone es de entre 0,8 y 2 metros, cuando en esta época la cota máxima es 7,12 metros. En el Carrizal, del cantón Calceta, el nivel mínimo se mantiene en 1,69 metros, que no es suficiente para regar, según el monitoreo del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi).

Por esa situación, el trasvasado -que por lo general se hacía a fines de enero y principios de febrero- se debió adelantar ante las previsiones que se tenían por la llegada de La Niña.

De acuerdo con el Inamhi, desde el mes pasado se evidenciaba este déficit hídrico. Históricamente en diciembre caían cerca de 30 milímetros de lluvias por metro cuadrado, pero esta vez no sucedió así. El organismo indicó que en el caso de Guayaquil, en cambio, en los primeros seis días de enero hubo un exceso de lluvias del 97,4% frente a las precipitaciones normales en este período.

Esta escasez se extenderá hasta marzo y se sentirá además en Esmeraldas, Guayas, Los Ríos y El Oro.

Para Xavier Valencia, exdirector del Ministerio de Agricultura en Manabí, la provincia está pasando por un momento de época seco alto y muy prolongado. El MAG y la Prefectura entregan alimentos para el ganado y llevan maquinaria para llevar agua a las zonas secas. En otros sitios se habilitaron los pozos de agua para abastecer a la población.

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