La sequía agrieta el campo

Estos suelen ser meses lluviosos. Pero el clima del mundo está cambiando peligrosamente, como se puede constatar por doquier. En Ecuador, la sequía ya afectó a 220 000 hectáreas de arroz y maíz y amenaza al banano y a otras frutas tropicales.

En las provincias costeras de Guayas, Manabí y Los Ríos, en 40 cantones afectados, los agricultores asumen las pérdidas, pero aspiran a que los créditos que reciben, especialmente los del Banco Nacional de Fomento (que para eso está, para ayudar a los productores del campo) puedan ser reestructurados.

Las autoridades, como quien está al frente de la Cartera de Agricultura, Miguel Carvajal, hablan de ayuda. Se estimó que se debería dotar de unos USD 60 millones para paliar las pérdidas.Hay agricultores que piden medidas tales como los reservorios de agua móviles. Otros dicen que se debe limpiar los canales para que por allí fluya el agua de los ríos a los campos cultivados. Se trata de aplicar la sabiduría para atenuar el problema.

Importar arroz para muchos no es la solución sino un paliativo momentáneo. Mientras, las frutas empiezan a subir de precio como se constató en los mercados cuencanos.

Mover los precios fijados por el régimen para liberarlos puede ser una solución para los productores pero tiene efectos en el alza de alimentos para el consumidor final.

En Loja los pastizales se secan y esto repercute en el forraje para el ganado.En el Ecuador, como en todo el mundo, estamos pagando la factura del calentamiento global y el cambio climático por la mano del hombre que deforesta , que consume energía y produce exceso de CO2.

El clima está al revés de la razón y los impactos los paga el ser humano que a la vez es el causante de los estragos que cambian el planeta.

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