¿Por qué un hombre fue sentenciado a ocho meses de prisión por grafitear el Metro de Quito?

Grafiti Metro de Quito Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Grafiti Metro de Quito Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Unas 20 personas ingresaron a los Talleres y Cocheras del Metro de Quito, ubicado en Quitumbe, el 9 de septiembre del 2018 y grafitearon uno de los trenes. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Aunque en Quito se han emprendido diversas campañas para frenar daños a bienes privados y públicos, es común encontrar muros y monumentos llenos de garabatos, frases y gráficos de todo tipo.

Esta infracción, según la Agencia Metropolitana de Control, está penada por ordenanza municipal con una multa equivalente al 50% de la Remuneración Básica Unificada (USD 200). Pero el 31 de enero del 2020, luego de un extenso proceso legal, por primera vez una persona fue sentenciada a guardar prisión por una acción de este tipo en contra del Metro de Quito.

Se trata de Esteban G, de 26 años, quien estará privado de su libertad durante ocho meses, por el delito de daño a bien ajeno, tipificado y sancionado por el artículo 204 del Código Orgánico Integral Penal (COIP). También deberá pagar una multa de USD 1 200 (tres remuneraciones básicas unificadas).

En la sentencia se ordenó la interdicción civil y política del joven, mientras esté preso, es decir, la privación de derechos. Además, Esteban G. deberá pagarle al Municipio de Quito USD 1 800 como indemnización por los daños y perjuicios ocasionados y tendrá que correr con los costos judiciales. El valor de esta reparación se estableció según un informe de un perito que determinó que el daño aproximado alcanzaba ese valor, al calcular un valor de pintura de USD 25 por metro y el vagón afectado medía 20 metros de largo, por dos de alto.

El grafitero purgará así una pena producto de un plan que habría sido ejecutado por unas 20 personas, que ingresaron a Talleres y Cocheras del Metro de Quito, ubicado en Quitumbe, el 9 de septiembre del 2018 y grafiteado uno de los 18 trenes que servirán a la ciudad desde octubre del 2020. Según la sentencia, se relaciona el daño a bien ajeno con agravantes contemplados en el COIP, que reflejan alevosía en un hecho perpetrado por más de dos personas que hicieron uso de la violencia.

En la sentencia se detallan varios hechos que marcan la diferencia entre la sanción común que se aplica a un grafitero en Quito, que además de la multa, dispone que la persona deberá limpiar la marca que dejó en un bien. Si el acusado no tiene dinero para la multa, deberá cumplir con trabajos comunitarios. En todos los casos, se le retendrá el material que usó para pintar una superficie no autorizada.

El ataque al Metro fue aproximadamente a las 02:00, y no se trató únicamente de un grafiti. Según la sentencia, el grupo violentó la seguridad del Metro, en Quitumbe. Además, de acuerdo con los testimonios recogidos en el documento, algunos de los encapuchados que entraron agredieron a dos guardias física y verbalmente y les quitaron sus armas de fogueo, entre otros objetos útiles para su trabajo, y los ataron de pies y manos, para que no pudieran frenarlos. También se menciona que algunos de los grafiteros portaban armas blancas.

Las defensas de Esteban G. y de otro acusado que fue declarado inocente alegaron que no hubo armas y negaron que los implicados hayan participado de actos de violencia. También explicaron la naturaleza que tiene el arte urbano en general y el grafiti en particular, como parte de la cultura hip-hop.

Sin embargo, la sentencia para uno de ellos se emitió por los alegatos de la Fiscalía, pero también por otro elemento: el subprocurador metropolitano de ese entonces, Teo Valarezo, se presentó como acusador particular. Y su equipo legal argumentó que el Metro de Quito "es un bien que constituye un medio de transporte para el público de Quito, es un proyecto definido que se encuentra en área estratégica, goza de ciertas consideraciones especiales".

Entre las pruebas que se detallan en la sentencia, está el peritaje a los teléfonos de los acusados, que reveló que hubo llamadas telefónicas en sitios cercanos y dentro de Talleres y Cocheras antes, durante y después del ataque. Además, una fuente anónima entregó una memoria USB con videos y fotos relacionadas con el ataque y en la casa de uno de los acusados se halló una maqueta del Metro con vagones grafiteados.

A diferencia de la sanción administrativa que impone la Agencia Metropolitana de Control, el ataque al Metro fue castigado penalmente como un delito. Mientras un grafitero lo máximo que deberá pagar sería el doble de la multa en el caso de reincidir, a Esteban G. le tocará purgar ocho meses de prisión como el único sentenciado por el ataque al Metro de Quito en el 2018.

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