Seguros, créditos y bonos atenúan los daños del invierno en la Costa

María Pacheco vive junto al río Pula. El caudal se desbordó y anegó los sembríos en el recinto Rincón Grande. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

María Pacheco vive junto al río Pula. El caudal se desbordó y anegó los sembríos en el recinto Rincón Grande. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

María Pacheco vive junto al río Pula. El caudal se desbordó y anegó los sembríos en el recinto Rincón Grande. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Cada hectárea de arroz puede producir hasta 75 sacas. Pastora Pacheco sembró 3 hectáreas en enero y apenas recogió 20 sacas. “Fue un caos, todo el terreno se fue a pique. Todo se perdió y el poco arroz que se recuperó quedó vano, sin peso y con mal olor”.

Su terreno está en el recinto Pastoriza, parroquia Junquillal de Salitre (Guayas). El camino de ingreso está minado de enormes cráteres y los sembríos lucen marchitos.

Esa es la huella de la estación lluviosa, que hasta el 30 de mayo afectó una superficie agrícola de 74 802,58 hectáreas en el país. 65 803,23 registran una afectación parcial y 8 999,35 tienen un daño total o se perdieron, según el último informe del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias. El año pasado hubo 1 541,03 hectáreas afectadas y 233,07 perdidas, según reportes hasta el 27 de mayo del 2018.

Los Ríos, Manabí y Guayas concentran las mayores pérdidas. Los cultivos de arroz y banano fueron los más afectados.

En Pastoriza y otros recintos, el río Pula cubrió los arrozales a mediados de marzo y se llevó USD 1 300 que invirtió Pastora en la preparación de la tierra, pago a jornaleros y compra de los kits del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).

Los kits cuestan USD 300 cada uno. Contienen semillas, insumos y el seguro agrícola AgroSeguro, cuyo costo varía según el tipo de cultivo. Para arroz cancelaba USD 37 por hectárea asegurada, pero bajó a 17 a través de un subsidio que entró en vigencia en febrero.

En el país hay 109 390,34 hectáreas aseguradas en el ciclo productivo invierno 2018-2019. En un informe entregado el año pasado a este Diario por Seguros Sucre, que participa en este programa, entre enero y septiembre del año pasado se aseguraron 154 888,36 hectáreas.

Este año, 33 486 agricultores reciben asesoría y acompañamiento de técnicos del MAG. El Estado subvenciona el 60% del valor de la póliza, mientras que el agricultor cubre el resto y los impuestos.

Doña Pastora y otros 18 integrantes de la Asociación Unidos Somos Más adquirieron los seguros. Ella recuerda que el año pasado recibió USD 450, por los daños a causa de la falta de lluvias. “Perdemos todo y tenemos que esperar para ver si nos indemnizan. Hemos pedido dinero prestado para volver a sembrar”.

Hace dos semanas, casi tres meses después de las inundaciones, fueron visitados por los inspectores de la empresa del seguro. Hasta ahora se contabilizan 2 689 trámites para verificar los siniestros y restos del cultivo afectado. Pero algunos socios ya han limpiado los lotes para volver a sembrar.

Rosa Muriel y su familia sembraron 3 hectáreas en el recinto Palo Alto, del cantón Daule (Guayas). El seguro aprobó su indemnización, aunque aún no sabe cuánto recibirá. La cobertura fue de 1 hectárea y media porque del resto ya no había pruebas. “Cuando el agua llega parece que nos vamos a quedar en la nada. Por eso ya había metido trabajadores a la tierra”.

En la inspección se verifica la extensión del terreno, tipo de siniestro, edad del cultivo, incluso las facturas de la inversión. Previamente, se realiza una calificación de riesgo, para constatar las afectaciones históricas por eventos climáticos en el sitio antes de aprobar la contratación de la póliza.

El camino que conecta Pastoriza con el recinto Rincón Grande fue borrado por la inundación. En los costados hay cacao podrido y plátanos de hojas amarillentas.

Danny Pérez se detiene junto a una hectárea baldía, donde invirtió cerca de USD 800 para sembrar maíz. Esa extensión puede generar hasta 120 quintales, pero solo obtuvo ocho. “Vendí los quintales en USD 8, porque estaba en choclo. El grano quedó pequeño”.

Su lote ya fue inspeccionado pero aún no recibe el pago. Sin más dinero, recurrirá al reciclaje; esperará que resurja la semilla de la última siembra.

Para la recuperación, el Gobierno anunció el Plan Integral Posinvernal 2018-2019. Este evaluará las afectaciones por las lluvias entre el 1 de octubre del 2018 y el 30 de abril, y apunta a dar capacitación, incentivos de producción e información climática con apoyo de organismos internacionales.

Pero durante la emergencia invernal también se aplicaron otras medidas. Las oficinas de BanEcuador se abarrotaron tras el anuncio de un bono de emergencia de USD 50 adicionales, por una sola ocasión, para los beneficiarios del Bono de Desarrollo Humano de zonas afectadas por las lluvias.

La entidad registra 180 458 pagos, que representan USD 12,6 millones. Este bono se entregará hasta fines de este mes. Otras medidas fueron el refinanciamiento de deudas y acceso a nuevo capital.

En Salitre y otras zonas rurales de Guayas han vuelto trabajar donde el agua bajó. Pastora todavía no recibe el dinero del seguro pero removió la tierra para una nueva siembra.

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