En la Cooperativa Plan de Vivienda se halló el cadáver de Edwin Muñoz. Foto: Juan Carlos Pérez / PARA EL COMERCIO
Los familiares del exgobernador tsáchila encienden todos los días una vela en el lugar donde fue asesinado. Su muerte conmocionó a los pobladores. Mientras la Policía avanza con la investigación del ataque, dos asesinatos más se produjeron el sábado 17 de febrero del 2018. Las víctimas eran hombres de 20 y 34 años de edad y vivían en los barrios periféricos de Santo Domingo de los Tsáchilas.
María Calazacón, esposa del líder tsáchila, señaló que no ha dormido desde que dos personas a bordo de una motocicleta ingresaron a su vivienda, preguntaron por su esposo y le dispararon cinco veces en el pecho y en la cabeza. “Parece una pesadilla. La casa no es igual sin él. Tenemos miedo y nos sentimos desprotegidos”.
En el barrio Plan de Vivienda Municipal, la percepción de inseguridad es igual. Desde el sábado 17, que se encontró el cuerpo de Edwin Muñoz, de 21 años, los vecinos prefieren no salir solos a la tienda o la parada del bus. A los niños, quienes están de vacaciones, tampoco les dejan ir solos al parque.
Esta es la vivienda de Alex, que fue incinerada por cuatro encapuchados. Foto: Juan Carlos Pérez / PARA EL COMERCIO
Rosario Muñoz, madre de la víctima, afirmó que su hijo había desaparecido unos tres días antes. “Salió a la tienda y no llegó. Mi familia vino de Pedernales para ayudarme a buscarlo y lo hallamos muerto en la vía al Poste. A mi hijo le cortaron la cabeza y una mano”.
Ese mismo día, la Policía encontró otro cuerpo en la lotización Virgen del Cisne, tras la llamada que hizo una moradora del sector al ECU 911. Jimmy Barreiro, de 34 años, fue asesinado posiblemente con un cuchillo y abandonado en la parte posterior de un colegio.
Esther Barreiro, tía de la víctima, señaló que están consternados por la muerte de su sobrino. Ella afirmó que el joven vivía con su esposa y con su hija en Flavio Alfaro, Manabí. “Vino a visitar a la familia y no entendemos por qué lo matan”.
Según las primeras investigaciones, la noche anterior Barreiro había tenido una discusión con unos hombres en la calle. “Mi sobrino salió en la noche a visitar a unos familiares y ya no regresó”.
Mary Verduga, gobernadora de Santo Domingo, afirmó que el caso del líder tsáchila y los de los jóvenes son investigados por la Policía y la Fiscalía.
Hasta el momento hay un detenido por el crimen de Aguavil. Los otros casos aún están en proceso de indagación.
“Entendemos el temor en la ciudadanía, pero se debe recalcar que estos crímenes tuvieron móviles personales y no sociales”, aseguró Verduga.
“Al decir que todos estamos en riesgo, estamos poniendo a nuestra provincia como muy insegura, cuando nos damos cuenta que no es tan así”.
Según las estadísticas de la Policía Nacional, en el 2017 se registraron 26 asesinatos; ocho más que en el 2016, que cerró el año con 18 crímenes.
De esos 26 asesinatos, en 18 se detectó que la víctima enfrentaba problemas con otras personas y el resto fue por violencia criminal. Es decir, robo, asalto o riñas callejeras.
Las armas que más se usaron en estas muertes violentas son pistolas, carabinas, cuchillos y machetes, según datos de la Policía de Santo Domingo.
Verduga señaló que controlar el crimen en Santo Domingo es una tarea difícil, porque la provincia tiene una población flotante, que llega cada cierto tiempo y es difícil vigilar lo que hace en la ciudad.
“Hacemos trabajos de inteligencia y operativos de control de armas y drogas en la provincia, porque hemos evidenciado que estos problemas son los que originan las muertes violentas en la provincia”, indicó.
Una vecina del barrio Che Guevara contó que pese a los controles policiales, la delincuencia sigue latente en el sector. “No se puede sentar en la vereda por temor a que haya una pelea, saquen un arma y una bala perdida nos mate”.
En el 2017, la Dinased realizó una investigación respecto de los asesinatos en la provincia y se determinó que las causas más comunes eran riñas, actos de odio, problemas emocionales, litigio de bienes, etc.
Pilar Cerón, gestora de Seguridad del Ministerio del Interior en Santo Domingo de los Tsáchilas, señaló que con esos antecedentes se formaron tres mesas de seguridad.
Estas trabajan en talleres sobre el consumo de drogas, la convivencia entre vecinos y en la entrega voluntaria de armas. “Esto se está trabajando en las 11 zonas conflictivas de la provincia. En abril ya se evaluarán resultados. Pero hay que trabajar en los niveles de tolerancia y en la convivencia social”.
Según la funcionaria, en esas 11 zonas se diagnosticó que el consumo y la venta de drogas ha derivado en otros problemas sociales: asaltos a personas y a domicilio, riñas, intimidación e incluso homicidios y asesinatos. Por eso se ha enfatizado en talleres sobre el consumo de droga en esas zonas.
El jueves pasado, cuatro encapuchados intentaron asesinar a Alex. Ingresaron a la pequeña vivienda del joven, le ataron los pies y las manos y le golpearon hasta que pensaron que había fallecido. Se hizo el muerto y cuando se fueron alcanzó a salir.
Los desconocidos habían incendiado su casa, que queda en el Manuel Bastidas, un barrio que pertenece a una de las zonas conflictivas de Santo Domingo de los Tsáchilas.
El caso está en investigación y la familia pidió que Alex se fuera del barrio. La idea es evitar que se repita un nuevo ataque. Hasta el momento no se conoce quiénes ni por qué ingresaron de esa forma violenta a su casa, en la que vivía solo, le agredieron y se fueron.
En contexto
Desde el 2015, cuatro líderes del pueblo tsáchila fueron asesinados por armados en motocicletas. El último fue Héctor Aguavil. Dos personas armadas arribaron a su vivienda, preguntaron por él y abrieron fuego. Policías de Quito indagan el caso.