El cuerpo de Wilson Merino, ex secretario de la Administración Pública del gobierno de Fabián Alarcón, no tenía heridas de disparos con arma de fuego. Según la Policía, él habría fallecido tras ingerir algún tipo de medicamento.
Eso se informó ayer, en el cuarto piso de la Policía Judicial de Pichincha (PJ), donde el ministro del Interior, Alfredo Vera y el jefe de operaciones de la Policía, Rodrigo Suárez, presentaron a dos sospechosos: Azeem K., de Oriente Medio, y Silvia M., quienes fueron aprehendidos en un operativo policial desarrollado la noche y madrugada del 31 de marzo y el 1 de abril pasados.El ex funcionario desapareció el 7 de febrero luego de salir de su vivienda acompañado por una amiga. En las investigaciones se determinó que la mujer (actualmente prófuga) habría citado a Merino en el barrio La Mariscal (norte de Quito), en complicidad de un cómplice para someterlo.
“Le obligan a hospedarse en un hostal de La Mariscal, donde es golpeado y obligado a firmar un cheque por USD 2 700”, informó la Policía en un boletín.
También se conoció que con la supuesta colaboración del detenido de Oriente Medio le habrían suministrado el medicamento.
Precisamente, en la audiencia de flagrancia, el extranjero manifestó que “(la prófuga) fue el día de los hechos al hotel con el señor Wilson aproximadamente de 20:00 a 20:30”. Agregó que en la otra habitación del hostal los esperaba un hombre.
Ellos ingresaron y “después de 5 a 10 minutos se escuchó una bulla y la boca del señor Wilson estaba sangrando. Él (cómplice) me dijo que les ayude con el señor (cargar a Merino) hasta el vehículo. Luego me llamó pidiendo ayuda con el señor por cuanto supuestamente le debía USD 2 500, ofreciéndome pagar USD 500 si le ayudaba a cargar al señor Wilson al domicilio”.
También dijo: “luego nos fuimos a El Quinche a una casa, subimos el cuerpo del señor Wilson hasta el segundo piso, ella (la prófuga) trajo el carro a Quito para botarlo. Luego regresó, trajo pizza, comimos y luego de unos 30 a 45 minutos el señor dejó de respirar”.
El detenido relató cómo abandonaron el cadáver de Merino a la intemperie. “La sustancia que le dieron a tomar era ribotril (medicamento) todo el frasco conseguido por la prófuga; luego que dejó de respirar lo llevamos amarrado a un bosque y lo botamos”.
También fue aprehendido el chofer de un taxi, Kléver P., a quien le dictaron medidas cautelares. Vera indicó que el juez no halló “suficientes cargos, a pesar de que el fiscal le insistió que debe permanecer detenido”.
Según la Policía, él “habría colaborado en el traslado de la prófuga con alimentación para los captores de Merino, desde una pizzería ubicada en el norte de Quito hasta Ascázubi (norte de Pichincha); específicamente hasta la propiedad de un familiar de la mujer. El lugar se encuentra ubicado a 450 metros de donde habría sido arrojado el cadáver”.
También se conoce que el conductor se habría contactado con la sospechosa para cobrar las carreras del taxi. Los otros dos sospechosos del crimen escaparon y se desconoce su paradero.
Según las investigaciones, “se presumiría que en primera instancia los delincuentes habrían tenido planificado el secuestro del fallecido, pero que, debido a la ingesta de algún tipo de sustancia tipo fármaco, bajo presión de los captores, Merino habría fallecido el mismo día de su plagio”.
Suárez indicó que el cuerpo del diputado fue hallado el 21 de febrero pasado en completo estado de descomposición. Agentes de la Policía indicaron que la espesa vegetación y los animales “abonaron la putrefacción del cuerpo”.
Eso habría hecho casi imposible la identificación del cadáver. Por eso, recién el 31 de marzo se estableció que el cadáver hallado en Ascázubi correspondía a Wilson Merino. El cadáver fue identificado luego de cotejar las huellas dactilares y pruebas de ADN.
Antes, el cuerpo del ex diputado permanecía como NN (no identificado) en la Morgue.
En las indagaciones se precisó que en el trayecto hacia Ascázubi, los presuntos plagiadores del ex asesor de Alarcón le habrían despojado de sus prendas de vestir. Posteriormente fue introducido en una maleta de viaje, la cual fue arrojada a un sitio inaccesible.
Los agentes de la Unidad Antisecuestros y Extorsión de la Policía Nacional (Unase) señalaron que luego de la desaparición de Merino, nadie llamó o exigió dinero a los familiares a cambio de la liberación del desaparecido. Tampoco recibieron noticias sobre el paradero de este, ni de organización a la que se le atribuyera un posible secuestro. La Policía investiga si se trata de venganza.