Ocurrió en segundos. Narcisa Soria se abrió paso entre los diplomáticos ecuatorianos, llegó al ascensor y se perdió en medio de la gente. La mujer no habló y subió al ‘penthouse’ escoltada por una funcionaria que dijo ser del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Soria es cónsul de Ecuador en Milán y es la primera vez que está en el país desde que en febrero se hicieran públicas fotografías en las que aparece junto a Jorge Redrobán y Cristian Loor, indagados por narcotráfico en Italia.
Los dos están detenidos luego de que el pasado 11 de enero la Policía italiana descubriera 40 kilos de cocaína líquida en una valija diplomática ecuatoriana.
Soria, quien llegó a Quito para participar en un taller con más de 80 cónsules, es fiscalizada en Ecuador. La Comisión de Fiscalización de la Asamblea pidió que Relaciones Exteriores explicara los parámetros utilizados para designarla en ese cargo y si el Consulado en Milán auspició la presentación de la obra teatral Ruga la tortuga, dirigida por Loor.
El 10 de marzo, el coordinador jurídico de la Cancillería, Marco Albuja, detalló el vínculo entre Loor y el Consulado de Ecuador en Milán. En el 2009, dijo, el artista participó en la cita Ecuador turismo, cultura y comercio y el Consulado le pagó 235 euros.
En el 2010, Loor apareció nuevamente en una actividad de esa dependencia diplomática y recibió 40 euros, esta vez por presentarse como ‘voluntario’ para atender en un estand turístico.
En el 2011, la Embajada del Ecuador en Italia autorizó a Loor el uso del logotipo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador para su obra de teatro.
Asambleístas como Fernando Aguirre quieren que se aclaren estos hechos e incluso saber si lo que se envío en la valija diplomática fueron jarros chinos de plástico y no un producto ecuatoriano.
Hoy, a las 10:00, él pedirá en la Fiscalía General del Estado que se llame a declarar a la cónsul Soria, para que explique las razones de la relación entre el Consulado que ella dirige y Loor. Asimismo, Aguirre llamó a confesión judicial al canciller, Ricardo Patiño.
En la Comisión de Fiscalización no se prevé ninguna convocatoria. Pero la presidenta de este organismo, Silvia Salgado, asegura que de concretarse el juicio contra Patiño, la cónsul Soria debería comparecer “sea que esté aquí o en otra parte”.
A la salida del hotel, donde se desarrolla la reunión de los cónsules ecuatorianos, el subsecretario para Asia, África y Oceanía, Rafael Quintero, dijo ayer no saber “nada, absolutamente nada sobre el tema de la valija”. En mayo del 2011, Quintero firmó el Reglamento de la valija. “El Reglamento es un procedimiento largo. Felizmente la Cancillería ya lo tiene. Antes no teníamos uno”.
Frente a más interrogantes, el funcionario fue tajante en su respuesta: “Interésense en cuestiones más sustantivas compañeros”. Luego aseguró que todo Reglamento es perfectible, pero que se deben hacer evaluaciones.
Otra vez interrumpió la funcionaria que después escoltaría a Soria. Quintero dejó el hotel, en el norte de Quito, un poco antes del mediodía. Para ese momento la Cónsul ya se encontraba en la sala donde se citaban los diplomáticos acreditados por Ecuador.
La reunión general terminó pasadas las 12:00. Soria y otros cónsules subieron al ‘penthouse’ del hotel. En una reunión de grupo, la Cónsul en Milán apenas lanzó una frase: “No tengo nada que responder. El vocero oficial ha respondido y no tengo nada qué responder”. No dijo más. ¿Puede explicar las fotos en las que aparece con los detenidos por el caso de la valija? No respondió.
En otra foto tomada en Milán, Soria aparece en la misma mesa con Redrobán y todos levantan las copas en señal de brindis. En otras imágenes, la funcionaria le entrega un documento; atrás aparece Loor, micrófono en mano. Estas escenas fueron captadas en uno de los restaurantes de propiedad de Redrobán y en donde precisamente fueron arrestados los sospechosos del tráfico de la droga dentro de la valija ecuatoriana.
Soria, quien saluda de forma amable con quienes se acercan, se levanta de la mesa y se dirige a una ventana con el celular al oído. La mujer que le había escoltado al ascensor, ya no la acompaña.