El patrullero cerró el paso a un vehículo Chevrolet Spark azul en la avenida Morán Valverde, en el sur de Quito. Policías apuntaron con pistolas al conductor y dos ocupantes, quienes salieron y se arrojaron al piso. Los agentes hicieron un cacheo sin encontrar armas de fuego u otros objetos que los relacionen con el asalto registrado minutos antes en el Quicentro del Sur, la noche del último lunes.
El relato de los hechos consta en el parte policial elaborado por Washington A. y Luis Ch. El documento consta en el expediente que llegó al Juzgado XXIII de lo Penal de Pichincha, donde la noche del martes se realizó la audiencia de flagrancia contra siete personas detenidas.
En la diligencia, los tres detenidos en el Spark, así como otros cuatro hombres no fueron identificados por los testigos presenciales del asalto y la balacera. Miguel Jurado, fiscal de Pichincha, reconoció que “entre las diligencias dispuestas y practicadas por la Fiscalía, se realizó la identificación de los sospechosos con la formalidad que establece la Ley, es decir con la presencia de un juez, un fiscal y los testigos presenciales del hecho, que fueron 20, quienes no reconocieron a ninguno de los presuntos sospechosos”.
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Por esa razón, la Fiscalía “no pudo imputar participación del hecho a las personas que fueron detenidas en el operativo policial”. Anteayer, los siete salieron libres.
Uno de ellos, Pedro T. (nombre protegido) llegó la tarde de ayer en la oficina de su abogado. Con la copia de la audiencia en su mano, aseguró ser inocente.
Según él, el lunes tomó un taxi junto a su amigo, Julio M. (nombre protegido) para dirigirse a la universidad. En el trayecto, relata, observamos por el espejo retrovisor a un patrullero que se acercaba con rapidez al auto que nos llevaba y fuimos detenidos.
Los trasladaron al cuartel del Distrito Quitumbe, sur de la capital, para las investigaciones. Cerca de las 20:00 del lunes, “nos subieron a la prevención. Allí estaban cuatro hombres que también fueron detenidos en otro sector. Ahí nos enteramos, pero no por versiones de la Policía, sino porque vimos en las noticias de que hubo un asalto en el Quicentro y nos informarnos”, dice Pedro T.
Policías vestidos de civil nos hicieron fotos, levantaron huellas dactilares y nos pidieron los nombres completos y números de cédula, sostiene el hombre de 27 años, quien dice temer por su seguridad.
En la terraza de la oficina, en el centro de Quito, la defensa considera que la investigación realizada por la Policía no fue minuciosa. Según el juez que manejó el caso, los detenidos no reunieron los requisitos que exige el artículo 162 del Código de Procedimiento Penal. Por eso, “no se califica la flagrancia de la detención”. En su resolución, el magistrado añade: “La Policía ha trabajado desde la detención para encontrar vínculos entre las evidencias y los hoy detenidos, por lo que la información y datos de Fiscalía no son suficientes para imputar a los detenidos”. “Se han presentado los informes de Inspección Ocular Técnica, se han revisado videos del centro comercial, se han realizado las diligencias de identificación de sospechosos y la Fiscalía determinó que no hay nexo o causal entre el delito y los detenidos”.
El lunes, cerca de las 18:07, cinco hombres armados con pistolas y subametralladoras MiniUzi abrieron fuego contra tres guardias de seguridad que transportaban dinero hasta un vehículo blindado, en el Quicentro Sur. La balacera se suscitó en las inmediaciones de las gradas eléctricas que conducen al parqueadero. En esa escalinata, Tito Morocho, cliente del centro comercial, fue alcanzado por balas y falleció.
Testigos afirmaron a la Policía que los asaltantes utilizaron dos camionetas. Una de ellas, hallada, estaba reportada robada. Julio T. y Pedro M. critican: ¿Por qué detuvieron al automóvil Spark azul?
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“Los presuntos causantes del hecho habían abandonado una camioneta doble cabina azul para luego cambiarse intempestivamente a otro vehículo, también tipo camioneta, y que este se había dirigido con dirección a la avenida Simón Bolívar”, dice el parte.
“Luego fue identificada una camioneta Mazda azul, de placas, PLO-666. En esta se encontraban cuatro ocupantes, dos en el interior de la cabina y dos en la parte externa del balde. Al notar nuestra presencia, las dos personas que estaban en el balde en una actitud nerviosa empezaron a golpear la ventana anterior izquierda del conductor insinuando que este apresure la marcha”.
En la audiencia, los ocupantes de la segunda camioneta indicaron que ellos eran comerciantes y que retornaban a sus casas luego de haber entregado unas vitrinas.
El jefe del blindado herido
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Mientras lo disparaban evocó tres veces a la Virgen de El Quinche y cayó al piso. No pudo moverse. Ocho balas impactaron su cuerpo y ayer el guardia seguía en terapia intensiva, conectado a suero y a oxígeno. La balacera del lunes en el Quicentro Sur dejó siete heridos (una niña no fue internada). Uno recibió el alta al siguiente día y cinco siguen hospitalizados. Tres son guardias de la empresa que ese día trasladaba dinero hacia el blindado. Todos tienen impactos de bala. El que recibió ocho tiros es el más grave. Su pulmón está perforado, pero los médicos dicen que “se mantiene estable” y puede hablar. Lo hace despacio, casi en voz baja: “12 años como guardia y es la primera vez que me pasa esto. Creo que volví a nacer”. A los 18 años ingresó al cuartel y en la guerra del Cenepa se presentó como reservista. “Me crié en el campo y esa comida me hizo fuerte”, bromea.
Las escenas del asalto quedaron grabadas en videos. En uno se ve cómo tres hombres lo atacan con armas. Uno lo dispara a quemarropa, a solo dos metros. Otro lo hace desde un costado. Y el tercero por detrás, cuando ya estaba en el piso. Allí quedó junto a dos personas heridas. Todo recuerda con claridad. “Repetí tres veces virgencita sálvame. Uno de ellos cogió mi arma y se fue. Eso fue un alivio tremendo”. ¿Ustedes tienen la orden de disparar? “Sí. Pero si reaccionaba y mataba a un civil yo estaba fregado. Es difícil coger y disparar al que me está apuntando. Todo fue sorpresivo”. Dice que su arma estaba con seguro.
Los médicos lo controlan. Igual lo hacen con otros dos guardias afectados. Uno de ellos estaba a punto de perder la mano derecha, pues una bala hirió de gravedad sus cuatro dedos. La pierna, tibia y peroné están fracturados y se mantiene en recuperación.
El tercer celador está menos grave. Un proyectil afectó el nervio del brazo izquierdo y perdió fuerza y sensación. Cuando los tres custodios fueron internados, los especialistas no hallaron balas alojadas en el cuerpo. Con las dos mujeres ocurrió algo diferente. Los galenos las intervinieron para extraer el proyectil. El celador, devoto de la Virgen, era jefe del blindado. Y cuando se recupere -dice- se irá a El Quinche a dejar “una placa de agradecimiento”.
El sepelio fue ayer
Tito Morocho, quien fue asesinado durante el asalto al Quicentro Sur, fue enterrado ayer en el camposanto Monteolivo.
El hijo mayor del fallecido reaccionó con molestia ayer por la liberación de las siete personas detenidas. ¿Cómo en tan poco tiempo lograron determinar las cosas?, increpó. Pidió que se detenga a los autores materiales e intelectuales.
El 25 de febrero del 2011, el jugador Luis Bolaños fue atacado por armados que ingresaron hasta el aparcamiento de un centro comercial del norte de Quito y lo dispararon a 50 metros de un retén policial. Él se recuperó.
El 25 julio 2011, desconocidos dispararon a los custodios que llevaban valores de un banco. Ocurrió en el acceso peatonal a un centro comercial del sur. Un guardia falleció.
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