Padres y amigos de jóvenes, que denunciaron abusos de un religioso, hicieron un plantón en los exteriores de una iglesia en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
‘No es contra la iglesia, es contra el abusador‘. Los mensajes de protesta empapelaron la puerta de entrada de un edificio religioso ubicada en el norte de Guayaquil, donde se instaló un plantón en contra del abuso sexual y la tortura.
Allí fue párroco Luis Fernando I., investigado por denuncias de abuso a un grupo de jóvenes cuando eran adolescentes. Gran parte de las víctimas conoció al sacerdote en el 2006, cuando tenían entre 15 y 17 años. En el 2013 denunciaron que pasaron por la ‘dinámica del pecado’.
“Fue un abuso sexual (…). Todos estábamos manipulados. Nos decía que el pecado nos iba inundando; y terminabas atado, vendado y torturado. Era el sacrificio para ganarse un escalón al cielo”, contó Gabriel durante el plantón.
Quienes se identifican como víctimas de Luis Fernado I. cuentan que inicialmente solo conversaba con ellos, les daba consejería. Luego venía la ‘dinámica del pecado’.
“Primero te amarraba. La segunda vez te amarraba y te golpeaba. La tercera te amarraba y te electrocutaba… Hasta que podías llegar a quedar completamente desnudo, en su cama, amarrado de manos, de cabeza, de boca, te vendaba los ojos y él te estaba haciendo jiu jitsu en su cuarto, solo en boxer”, relató Juan José, uno de los primeros jóvenes en denunciar.
El portal GK recopiló cerca de 12 testimonios e hizo pública la historia la semana anterior. Pero Sandra Gutiérrez, la madre de Juan José, cree que hay más víctimas.
Ella acudió al plantón y pidió que la justicia ordinaria dicte una sanción contra Luis Fernando I. “Mi hijo tuvo la valentía de decirlo para que más chicos no cayeran”.
Los jóvenes afectados portaron carteles, en los que pedían a las víctimas no callar los abusos en la iglesia. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
El viernes 11 de mayo, el arzobispo de Guayaquil, Luis Cabrera, habló en nombre de la iglesia. Empezó por condenar toda forma de acoso físico, psicológico y sexual de menores. Y se solidarizó con las víctimas.
En el caso de Luis Fernando I., dijo que “se procedió con celeridad y transparencia en la justicia ordinaria y en el campo canónico, se siguió un juicio por conductas inapropiadas, por el uso del método denominado ‘dinámica del pecado'”, una práctica que, aseguró, no es aceptada por la iglesia.
Ese proceso canónico comenzó en 2013, cuando la Iglesia Católica recabó ocho testimonios de jóvenes. Actualmente se espera la ratificación o no de la sentencia de dimisión de su estado clerical.
Este juicio se siguió ante la Congregación para la Doctrina de la Fe. El sacerdote ha realizado una apelación extraordinaria.
En la justicia ordinaria, monseñor Cabrera dijo que durante dos años se indagó una denuncia por supuesto abuso sexual contra Luis Fernando I. La queja acogió dos testimonios y prescribió al pasar cinco años.
“Los jueces no han podido determinar si Luis Fernando I. es o no culpable”, asegura Cabrera. Actualmente la Fiscalía abrió otra investigación de oficio. Del proceso anterior, dijo el arzobispo, “se evidenció que no eran abusos sexuales, sino posibles torturas”.
También indicó que la iglesia no remitió los testimonios recabados a la Fiscalía, “porque son dos procesos diferentes”.