La venta de drogas se extendió de los colegios a los parques y plazas

El viernes, un grupo de jóvenes consumía  drogas en un parque del sur de Quito. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

El viernes, un grupo de jóvenes consumía drogas en un parque del sur de Quito. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

El viernes, un grupo de jóvenes consumía drogas en un parque del sur de Quito. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Una ráfaga de viento atrae un aroma dulzón mezclado con lo que parecen hierbas húmedas. El olor de la marihuana es fácil de reconocer.

En el fondo de un parque, en el norte de Quito, se oyen risas de adolescentes, gritos... Una docena de muchachos parecen despreocupados por el humo que desprenden sus pipas.
“¿Ya conoces al ‘Ratón’? Es amigo de todos aquí”, comenta un chico flaco, de unos 18 años.

Se refiere al joven que lidera al grupo. A los 14 probó marihuana por primera vez; a los 15, cocaína y otras drogas, y en el último año se ha convertido en un ‘dealer’, como popularmente se llama a los expendedores.

“¿Qué te gusta? Hay la ‘golden’, ‘spirit’, pero son más caras. Si es tu primera vez te recomiendo la ‘royal’: suave y a la vez fuerte”, dice el muchacho, al hablar de las variedades del cannabis. Por USD 10, el chico entrega una funda de droga suficiente para llenar una taza.
Toda la transacción, que se hace debajo de un árbol, dura 10 minutos. Allí no hay cámaras de videovigilancia, guardias o inspectores de colegios.

Es martes 4 de octubre. A las 13:00, el sonido de una sirena escolar anuncia la hora de salida. Jóvenes y comerciantes se agolpan en la puerta del colegio, ubicado en el sur de la capital. Unos pocos caminan varias cuadras hasta llegar a un parque de cemento, lleno de botellas de cerveza vacías y rodeado de paredes grafiteadas.

En ese lugar, Miguel, de 16 años, se junta con sus amigos una o dos horas después de clases, mientras sus padres trabajan. Él dice que nunca ha tenido que buscar las drogas, al contrario, siempre le llegan.

“Solo nos sentamos en el parque y de ley viene alguien que nos vende o algún amigo que nos ofrece y regala”, relata.
A diferencia de sus compañeros que experimentan con más narcóticos, a él solo le gusta la marihuana. Es barata y la más fácil de conseguir, dice. La primera vez que la usó fue hace un año, en una ‘caída’. Luego un amigo le invitó a un grupo.

En Pichincha, Napo y Orellana hay 104 cámaras de videovigilancia ubicadas afuera de los colegios. Su presencia ha servido para identificar microtraficantes y frenar el expendio.

Sin embargo, ante ese escenario, agentes de Antinarcóticos revelan que los microtraficantes se han desplazado a parques, plazas o mercados.

En el sur, por ejemplo, han descubierto al menos 20 espacios verdes donde hay altos niveles de venta de narcóticos. La Dinapen intensificó el control en estos sitios.

La última encuesta del Observatorio Nacional de Drogas sobre el consumo de sustancias ilícitas entre estudiantes de 12 a 17 años advierte que los menores acceden a los estupefacientes en parques de la ciudad, en fiestas, con amigos.

“Además hay una tendencia a solicitar las drogas por redes sociales o a través de Whatsapp”, advierte un investigador.

Esta es otra de las recientes estrategias que usan los traficantes para evitar a la Policía.

Juan Esteban cuenta que le gusta más ese sistema. El jueves 6 de octubre, el joven se reunió con cuatro amigos y su novia, en una avenida de Quito.

Ninguno asistió a clases y en lugar de eso se juntaron para fumar marihuana en el interior del auto de Juan Esteban. A las 17:40, él estacionó el vehículo en una calle poco concurrida. El muchacho no se despegó de su celular. “Ya está, ya vienen a vernos”, comentó a sus amigos.

Después de 40 minutos, otro joven, de unos 25 años, llegó al sitio y entregó dos cajas pequeñas; una con marihuana y otra con ácidos alucinógenos.

¿Qué tan fácil es encontrar drogas en Quito? “Depende de lo que quieras, pero si puedes pagar su precio es muy fácil”, dice uno de los muchachos.

Los investigadores incluso han detectado un mayor decomiso de heroína. Un gramo (tres dosis) de ese narcótico cuesta unos USD 10 en Quito.

Entre enero y el 1 de octubre, Antinarcóticos ha incautado 10,6 toneladas de sustancias estupefacientes destinadas para el tráfico interno, en el país.

Una investigación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales revela que el microtráfico tiende a buscar nuevos escenarios en Quito, fuera del control policial. Y en esos espacios aparecen parques, plazas y mercados.

Ese mismo día, en el norte de Quito, una mujer ofrecía cocaína a un grupo de muchachos, mientras caminaban. Una semana antes, 30 expendedores fueron detenidos en esa zona.

En contexto

Los colegios del país forman parte del plan Cero Drogas, organizado por el Ministerio de Educación y la Secretaría Técnica de Drogas. A través de mensajes, teatro y música, buscan prevenir el consumo de narcóticos.