La carta emitida desde el Vaticano para Gonzalo López Marañón fue muy dura. El titular de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Antonio Arregui, lo dice.
La misiva, fechada el 15 de octubre del 2010, notifica a López de su sustitución en el encargo del Vicariato de San Miguel de Sucumbíos y lo cuestiona.
“La visión pastoral llevada adelante por usted no siempre era conforme con la exigencia pastoral de la Iglesia como tal”, reza en la carta, suscrita por Iván Dias.
El cardenal Dias es un hombre de confianza del papa Benedicto XVI; fue arzobispo de Bombay (India), consejero de la Comisión para América Latina del Vaticano y prefecto de la Congregación para la Evangelización de Pueblos. Según su documento, el Vaticano realizó un análisis de la tarea efectuada por López (de la orden Carmelitas Descalzos), quien estuvo al frente de la Iglesia de Sucumbíos por 40 años.
Una comitiva, denominada Visita Apostólica, revisó el trabajo de López. Arregui no da detalles de ese estudio. Sostiene que la información está en el Vaticano.
Seguidores de los Carmelitas Descalzos consideran que la carta de Dias fue injusta, porque desconoce la tarea social de la Iglesia en la provincia. Se refieren a la organización de base, con la cual se han edificado obras, centros educativos y servicios como Radio Sucumbíos.
Esos bienes pertenecen al Vicariato y desde enero (excepto el Hogar de Niños, que desde abril es administrado por el MIES-Infa) se encuentran tomados por los laicos que eran reconocidos por la administración de López.
El 30 de octubre, el Vaticano nombró como sucesor de López Marañón al sacerdote Rafael Ibarguren Schindler, de la sociedad clerical Heraldos del Evangelio. Y con él, dispuso que esa agrupación religiosa administrara la iglesia de Sucumbíos.
Desde Roma, Dias fue enfático al referir que Ibarguren debería emprender un cambio radical en Sucumbíos: “El nuevo Administrador Apostólico tendrá que organizar el Vicariato e implantar de manera diferente todo el trabajo pastoral”.
Desde noviembre, cuando Ibarguren llegó a la Casa del Vicariato, los laicos de la llamada Iglesia de San Miguel de Sucumbíos (Isamis), creada por López, demandan ser reconocidos por los Heraldos. Ibarguren ha dicho que los proyectos continuarán, bajo la nueva administración.
En ese ‘impasse’ entre lo legal y lo legítimo, el Gobierno intentó aplicar el Modus Vivendi para desconocer el nombramiento de Ibarguren. Pero según ese instrumento jurídico, el Ejecutivo solo puede denegar el nombramiento de obispos. Ibarguren ostenta una jerarquía inferior: administrador apostólico.