Los anuncios se difunden de forma masiva en las páginas de Internet, en Ecuador. Los ‘hackers’ ofrecen obtener las claves de Hotmail, Yahoo, Gmail o Facebook. Afirman que las operaciones son 100% “garantizadas”, porque las víctimas no se percatan de la profanación.
“Si deseas contratar un servicio serio y confidencial contáctanos. Acceso a espía telefónico del Whatsapp, password de mails, de redes sociales, de páginas web, modificación de notas de universidades, ubicación de personas. Para mayor información comuníquese al 0982…”, se leen en un anuncio.
Más de 10 de estos mensajes aparecen en la red ‘online’ y los interesados incluso preguntan por esta clase de ‘servicios’.
Este tipo de delito está agrupado en la figura denominada apropiación ilegal de datos y está tipificado en el artículo 230 del Código Orgánico Integral Penal (COIP). Según esta normativa, quien sin orden judicial intercepte, escuche, desvíe, grabe u observe datos informáticos privados será sancionado con hasta cinco años de reclusión mayor.
Esta es una de las novedades que incluye la nueva ley penal, pues ahora la divulgación de un chat ajeno es un delito.
Tras la vigencia de la nueva ley penal, a partir del 10 de agosto pasado, ocho personas han sido procesadas por este delito a escala nacional. Cuatro son de Cañar y la misma cantidad en Napo, según un reporte del Consejo de la Judicatura.
La entidad no especifica quiénes fueron las víctimas, ni cómo se dieron los casos.
¿Cómo se comprueba que alguien se apropió ilegalmente de datos electrónicos?
En las salas de la Unidad de Flagrancias de Quito, un investigador explica que, tras presentarse la denuncia por apropiación ilegal de datos se indaga la procedencia del computador desde el que se extrajo la información. Se lo hace mediante la ubicación de las direcciones IP de las computadoras.
Así fue apresado en Colombia el ecuatoriano Agustín B., quien es investigado por el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía General de ese país. La razón: él supuestamente espió los correos electrónicos del presidente Juan Manuel Santos y de delegados de las FARC de Colombia.
La entidad dijo que el hombre habría cometido cuatro delitos relacionados con espionaje.Un exfiscal de la Unidad de Delitos Informáticos dice que las personas son víctimas de este delito con mayor recurrencia. Recuerda que a una mujer le copiaron las claves del Facebook y pusieron insultos. “Se trataba de la expareja que puso cosas ofensivas en su contra”.
Este Diario accedió a datos de la Fiscalía General y allí se dice que el año pasado se presentaron 2 129 noticias de apropiación ilícita utilizando medios informáticos. Las provincias más afectadas son Guayas, Pichincha, Chimborazo, Esmeraldas, Santo Domingo, etc.
Bajo ese mismo método, el año pasado también se reportaron al menos 43 delitos de estafa a través de la Internet. En el 2012 fueron 60 y en el 2011 sumaron 286 casos en el país.
Son organizaciones delictivas recientes y con fama de ser ‘invisibles’. Se trata de redes dedicadas al cibercrimen, una modalidad que tiene réditos económicos instantáneos y con poco riesgo.
La Policía ya identificó este fenómeno y en el 2013 pidió a la Asamblea Nacional incluir siete delitos informáticos en el COIP. Nicolay Zapata, de la Unidad de Investigación de Delitos Tecnológicos de la Policía Judicial, fue quien pidió la inclusión de esas figuras.
Ante los asambleístas reveló que el crimen cibernético cambió su forma de operar y ha dejado de utilizar aparatos electrónicos para clonar tarjetas y ahora usa principalmente la Internet para delinquir.
Para Fredy Bautista, jefe del Centro Cibernético Policial de Colombia, la legislación ayuda, pero la ‘higiene’ de los usuarios a la hora de utilizar la Red es fundamental para prevenir el delito.
El oficial cita al menos seis precauciones que deben tomar los internautas: emplear contraseñas de más de ocho caracteres y que no incluyan su nombre o lugar de nacimiento.
Los ‘hackers’ pueden descifrar en cuestión de minutos una clave con esos parámetros.
Otra recomendación es no hacer transacciones bancarias a través de redes inalámbricas (wifi) públicas o en cibercafés.
Los servicios también están dirigidos a las empresas. Por ejemplo, la página antifraude.org señala que las compañías deben instaurar ciclos de formación sobre las medidas que deben seguir los empleados para gestionar sus contraseñas en su trabajo diario. Además, sugerir a los colaboradores que cambien sus contraseñas cada tres o seis meses y permitir que el empleado escriba sus propias preguntas personalizadas en caso de que las claves se bloqueen o se pierdan.
En contexto
En el artículo 230 de la nueva normativa penal se castiga con penas de tres a cinco años de prisión a quien escuche, desvíe, grabe u observe datos informáticos con la intención de obtener información privada. También se sanciona la divulgación de fotos íntimas.
NO OLVIDE
No publique en redes sociales fechas de nacimiento, películas favoritas… Normalmente estos datos se usan para contestar las preguntas y acceder a cuentas.
No use claves comunes como 123abc. Estas pueden ser descifradas rápidamente. Es mejor utilizar frases que solo conozca el dueño o dueña de las cuentas.
Los puntos wifi son una alternativa para conectarse, pero trate de que en esos puntos no entre, por ejemplo, a cuentas bancarias. Pueden sustraerse las claves.
Cuando deje de usar la red inalámbrica vea que todos los servicios estén apagados por completo. No deje las máquinas prendidas en lugares públicos.
Proteja sus archivos electrónicos utilizando alguno de los sistemas de resguardo sencillos y gratuitos disponibles en Internet. Muchos son de acceso gratuito.