El usurero se asocia con el sicario

De tres impactos de bala en el rostro falleció la extranjera Janeris F., de 28 años, la tarde del 25 de noviembre del 2010, en Atucucho (noroccidente de Quito).

El crimen sucedió cuando ella se movilizaba en su motocicleta, por la avenida principal de ese barrio. Los testigos dijeron que dos personas, vestidas de negro, la interceptaron en otra moto y dispararon una vez. Cuando cayó al piso recibió dos tiros más. Luego tomaron el canguro en el que llevaba el dinero y huyeron.

Ella era conocida por los vecinos de ese sector porque se dedicaba a comercializar ropa y cosméticos. El 17 de enero pasado, en la Policía Judicial se informó que su muerte estaba relacionada con dos supuestas chulqueras foráneas, quienes operaban en el norte de la capital y fueron detenidas el 13 de enero. Según los agentes, el asesinato de la mujer fue otro caso más de sicariato.

¿Existe relación entre los prestamistas informales y el sicariato en Ecuador? El informe sobre ejecuciones extrajudiciales presentado por el relator de Naciones Unidas, Philiph Alston, señala que, en gran medida, los usureros o chulqueros son los principales empleadores de sicarios.

El documento indica que “la gente que no puede obtener créditos de bancos y otras instituciones, recurre a préstamos de individuos que bien podrían estar lavando dinero procedente del narcotráfico y quienes cargan hasta el 10% de interés diario”.

Según Alston, cuando el pago se torna difícil, los chulqueros se encargan de dar un escarmiento violento o muerte a los deudores, algunas veces usando a menores de edad como “cobradores”.

El número de asesinatos (crímenes premeditados) se incrementó en el país. En el 2009 se presentaron 1 662 denuncias, mientras que en el 2010 se registraron 1 789. La provincia con mayor número de casos reportados el año pasado fue Guayas, con 719 (ver tabulado).

Para Manuel Silva, ex jefe de la desaparecida Unidad de In-vestigaciones Especiales (UIES), el sicariato relacionado con la usura creció en Ecuador a partir del 2007. Agrega que esta es una práctica común. Cita como ejemplo a una banda cuya líder fue una mujer que murió hace cuatro años y vivía en el Centro de Quito, como una de las pioneras en cobrar dinero bajo amenazas.

“Antes, esta práctica tenía tintes de violencia que se plasmaban en golpizas o cosas así. Pero desde el 2007 la situación se ha tornado más violenta”, señala Silva.

Otra muerte sucedió el 9 de junio del 2010. Ese día, la extranjera Ana M. fue degollada en el norte de Quito. Un sospechoso del crimen afirmó que fue contratado para cobrar una deuda. Según los agentes, él fue arrestado con una foto de la víctima. Los investigadores dicen que ella debía a un hombre que estaba en EE.UU.

La investigación de Naciones Unidas también señala que se ha dado un “incremento significativo” en el número de asesinatos contratados en los últimos tres años (hasta junio del 2010). Se calcula que entre el 11 y el 14% de homicidios en el Ecuador es cometido por sicarios. La más alta incidencia está en Guayas y Esmeraldas.

Entre enero y julio del año pasado, 46 extranjeros murieron de forma violenta en el país. 18 de esos casos se reportaron por ajustes de cuentas y cuatro por presunto sicariato. El resto ocurrió por otras causas. Por ejemplo, en Pichincha hubo 12 denuncias.

Los moradores de Atucucho señalan que Janeris F. se dedicó primero a la venta de ropa, pero luego comenzó a prestar dinero. “Ella se radicó en el barrio unos tres meses antes de morir. Era muy querida por la gente y cuando falleció, muchas personas la lloraron”, cuenta un morador de esa zona que no reveló su identidad.

Relata que ella fue velada en la casa comunal de Atucucho. “Luego de unas cinco horas llegaron unos extranjeros, quienes dijeron que eran familiares, y se llevaron el ataúd. Luego de eso nadie se enteró en dónde fue enterrada ni qué pasó con ella”, señala.

En el informe también se expone que los sicarios se diferencian entre quienes matan por “motivos personales o profesionales”.

Los personales incluyen conflictos intrafamiliares o problemas por tierras u otros. Además, “se pueden contratar asesinos relativamente baratos e inexpertos para ‘resolver’ dichos asuntos”.

También existen otros casos en los que los sicarios profesionales pueden ser usados por el crimen organizado. Según Silva, son cuerpos de seguridad dedicados a proteger a narcotraficantes o a los mismos usureros.

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