Carlos Flores, conocido como ‘Cura Flores’, fue absuelto de todo indicio de culpabilidad en el supuesto delito de peculado por el que fue acusado en el 2003. El Tribunal Noveno de Garantías Penales de Pichincha se pronunció ante el hecho después de que faltara una acusación fiscal.
Así se publica en el Acta General, del 20 de enero del 2012, del caso de Flores en la página web de la Función Judicial. La defensa del sacerdote presentó los peritajes de la falsificación de firmas con las que supuestamente se abusó de fondos públicos mientras fue gerente de la Aduana, entre el 2001 y enero del 2003.
La investigación contra Flores se inició en abril del 2003. En ese mes, la Unidad de Delitos Aduaneros de la Policía Judicial aseguró que el ex sacerdote amasó una fortuna, sin justificación aparente, de USD 1 189 816 en bienes y dinero en efectivo. Era dueño de cuatro casas, cuatro departamentos, tres autos y una cuenta bancaria en el Mutual Bank en Washington, EE.UU., por USD 140 000.
Con una boleta de arresto en su contra, Flores salió a Estados Unidos, donde permaneció hasta diciembre del 2005, cuando fue deportado y encarcelado en el pabellón de máxima seguridad del penal García Moreno de Quito.
En la investigación de la Fiscalía, la Contraloría y la Comisión Anticorrupción se detectó que en su administración se negoció ilegalmente 147 notas de crédito, que produjo una pérdida al Estado de más de USD 4 millones. Esa fue la base de su condena.
El Tribunal Tercero de lo Penal, que llevó la causa en ese momento, aseguró que el padre católico “Carlos Flores, en su calidad de gerente de la Corporación Aduanera en Quito, abusó del ejercicio de autoridad y de fondos públicos y es responsable de la emisión de 147 notas de crédito que fueron suscritas y autorizadas arbitraria y fraudulentamente”.
Una de las pruebas para su condena de 12 años fue un primer informe de la Contraloría General de Estado, con notas de crédito sin el respaldo suficiente. En dicho informe, inicialmente, se llegó a la conclusión de que el monto del perjuicio era de USD 424 642.
La semana pasada, durante la audiencia del proceso judicial No. 50-2009- DV, en el cual Flores y otros dos inculpados debían presentarse, la defensa evidenció los exámenes grafotécnicos realizados a las notas de crédito que supuestamente fueron firmadas por Flores. “No se trabajó con originales. En los archivos no constan los documentos originales”, señaló durante la audiencia Iván Durazno, abogado de Flores.
El sacerdote, de 61 años, rindió su declaración en dicha audiencia. Allí señaló: “Estuve detenido por esta causa. En uso de mi derecho en el 2003 dejé mis funciones cuando por un informe de prensa, en el mes de febrero, se da a conocer de que se ha iniciado un proceso por la falsificación de notas de crédito en la CAE, en el que jamás se me señala como autor, cómplice o encubridor”.
Flores añadió que el Ministerio Público, en ese entonces, inició una persecución en su contra. “Fui sentenciado por el Tribunal Tercero de lo Penal de Pichincha, a 12 años de reclusión mayor. Se me sentenció por esas 147 notas de crédito. Se hicieron 7 peritajes sobre mis firmas y las conclusiones dicen que las firmas no corresponden al padre Flores”.
Tras su primera detención, la defensa presentó el recurso de revisión. Sin embargo, la Sala no desvirtuó que Flores tuvo conocimiento de que la funcionaria a cargo de las claves para emitir notas de crédito las expedía sin que el Jefe de la Administración Financiera revisara el trámite y autorizara su emisión.
Por ese motivo, el sacerdote fue considerado cómplice y su condena se redujo de 12 a seis años de reclusión menor. Salió en libertad el 10 de febrero del 2009.
Durazno afirmó que para su defendido ya hubo un juicio. “Ese caso ya fue juzgado. Si no hay acusación no hay juicio. Ya fue sentenciado sobre los mismos hechos”.
Flores mencionó ayer a este Diario que fue absuelto por su inocencia. “Aunque me hayan sentenciado soy el sacerdote Carlos Flores y siempre fui inocente”.