Sucumbíos aguarda una solución al conflicto

En las afueras de la Catedral de Nueva Loja. Los diocesanos celebrarán las misas.

Entre manifiestos públicos y marchas de apoyo siguió el conflicto que se agudizó en Sucumbíos en los últimos días. Bajo ese ambiente, ayer los feligreses vivieron un peregrinaje en busca de alguna ceremonia religiosa en Nueva Loja.
Con un caminar lento, Angelita Encarnación, por ejemplo, llegó ayer a las 10:10 hasta el Salón Parroquial de Nueva Loja.
Igual que todos los domingos desde octubre pasado, allí los sacerdotes de la orden Heraldos del Evangelio celebraban misa a partir de las 10:30. Pero ayer Encarnación, Francisco Solórzano y otros se encontraron con las dos puertas cerradas. El lugar está tomado por un grupo de personas en desacuerdo con la presencia de los Heraldos. Los 12 asignados a Sucumbíos dejaron Nueva Loja la noche del jueves.
Solórzano prefirió regresar a su casa en San Sebastián de los Tetetes, en el km 20 de la vía a Quito. Para que su viaje de una hora en bus no sea en vano, el hombre de 80 años decidió pasar por el mercado comprando víveres.
En cambio Encarnación prefirió unirse a unos 100 feligreses que participaron en una eucaristía, que empezó a las 10:30, junto al altar improvisado por los miembros de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos (Isamis).
Allí, tratándose de proteger de la incesante lluvia bajo dos carpas y un plástico negro grande, los fieles participaron de la misa celebrada por un sacerdote que está de visita en la zona.
Al final de la ceremonia, Bolívar Freire, coordinador de Isamis, leyó un manifiesto de organizaciones sociales de Sucumbíos. El tercero de los cinco puntos del documento indica: “Aclaramos a las autoridades y a la ciudadanía que el conflicto en Sucumbíos no es entre Heraldos y Carmelitas, sino entre dos maneras de vivir y hacer iglesia y sociedad...”.
En tanto, la noche del sábado, unos 100 seguidores de los Heraldos plantaron velas en la céntrica avenida Quito y luego rea-lizaron una marcha por varias calles. Por los altoparlantes, los dirigentes insistían en que “no se trata de un conflicto entre congregaciones religiosas, sino un desacato de los carmelitas”. Se referían a la disposición del Vaticano, de octubre pasado, mediante la cual se entregó a los Heraldos la administración del Vicariato de Sucumbíos.
Los miembros de Isamis, seguidores de los Carmelitas, se oponen a la presencia de los Heraldos. Ante este conflicto, el Nuncio Apostólico llamó a Heraldos y Carmelitas a una reunión en Quito.
Al respecto, en el punto 5 del manifiesto de las organizaciones sociales de Sucumbíos se señala que se mantienen alertas a la evolución de las negociaciones que comenzarán el lunes (hoy) en Quito, con la mediación de monseñor Fausto Trávez.
Hasta tanto, Freire dijo que desde sus organizaciones habrá respeto al pedido de tregua hecho por la gobernadora de Sucumbíos, Nancy Morocho.
Pero cuestionó las marchas de los simpatizantes de los Heraldos. Insistió en que ninguno de los dos bandos está en posibilidad de tomar una decisión sobre el conflicto, sino la Iglesia es la que debe encontrar una salida.
“Cualquiera sea la decisión que se tome en Quito, será respetada por nosotros”, añadió.
En tanto, esta semana, la Fiscalía de Sucumbíos continuará con las indagaciones de la denuncia presentada por la orden de los Heraldos en contra de 25 personas entre miembros de Isamis y de Radio Sucumbíos, uno de los bienes del Vicariato.
Se les acusa de supuesto terrorismo organizado y el caso está en manos del fiscal José Beltrán.
La división que hay entre las familias y habitantes de Sucumbíos preocupa a la ciudadanía. A Galo P., dueño de una mecánica, le parece inconcebible la pugna. “No tiene nada de cristiano que la gente se esté peleando como si se tratara de pandillas”.
Otro habitante de la provincia reclamó a la Policía de que haya relegado a la vigilancia por dar seguridad a los grupos en conflicto.