Sábado 12 de mayo. 23:40. La pistola automática es descargada sobre un auto y, sin ahogar la sórdida música de la algarada en La Mariscal, apaga las vidas de un hombre y de una mujer. En Ecuador, el matiz de los crímenes es violento.
Las cifras son del Gobierno. El país registró una reducción del 11% en los homicidios, de 2 638 hechos reportados en el 2010 a 2 345 en el 2011. Mas, los indicadores oficiales dan cuenta también de una tendencia: en Ecuador los crímenes fueron cometidos con armas de fuego en el 66,9% de casos en 2010 y en el 66,4% de homicidios en 2011.
Con armas de fuego se mata y se ejecuta una de las crecientes modalidades de asalto en la calle: sacapintas, robo a clientes de bancos. Este delito, según cifras del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana, se incrementó en Quito en un 20% de enero a abril (en comparación con igual período del 2011).
Eso ocurre pese a que desde mediados del 2009 en Ecuador está prohibido el porte de armas. ¿Y el control? En ese contexto, los crímenes por sicariato solo crecieron de 93 casos en el 2010 a 114 en el 2011. Las mujeres pasaron de ser el 9% de víctimas en el 2010 al 11% en el 2011.
Las cifras dan cuenta de la reducción de homicidios, es cierto, pero si no se las desmenuza pueden crear la falsa idea de que todo mejora.
Preocupa que en la única provincia de la Costa donde la violencia crece es Manabí (279 crímenes en 2010 frente a 284 en 2011), la región donde acaba de estrellarse una avioneta ilegal y de ser hallado un laboratorio de droga. Al menos amerita una lectura que supere la ficción de que los carteles son ajenos.