Sentencia para tercer autor del asesinato de la dirigente de club de fútbol de Ecuador

Los tres responsables del asesinato de Mónica Gordón fueron sentenciados a 25 de reclusión mayor extraordinaria. Foto: Tomada de la página web de la Fiscalía

Los tres responsables del asesinato de Mónica Gordón fueron sentenciados a 25 de reclusión mayor extraordinaria. Foto: Tomada de la página web de la Fiscalía

Los tres responsables del asesinato de Mónica Gordón fueron sentenciados a 25 de reclusión mayor extraordinaria. Foto: Fiscalía

Un Tribunal de Garantías Penales de Pichincha sentenció a 25 años de reclusión mayor extraordinaria a Jhonatan L. P., tercer responsable del asesinato de Mónica Gordón, dirigente de Club Sociedad Deportiva Aucas, asesinada en agosto del 2013 en Quito.

Durante el juicio, realizado la mañana y tarde del jueves 26 de septiembre del 2019, la Fiscalía demostró que Jhonatan L. P., movilizó y ayudó a escapar al autor material de la muerte de Mónica Gordón, el 29 de agosto del 2013. Ese día, la víctima se encontraba en la empresa de su familia, en el sur de Quito, en compañía de su padre y sus dos hijos menores de edad.

“Se demostró que actuó con alevosía […], de forma premeditada […], que actuó para que el asesinato sucediera sin riesgos, que sus actos fueron coadyuvantes para el hecho”, precisó la jueza ponente, Mabel Tapia, al anunciar el fallo condenatorio. Además, en la sentencia se dispuso que el procesado entregue USD 10 000 como reparación a la familia, precisó la Fiscalía en un comunicado.

El autor material, David Y. T. , y el gerente financiero de la empresa de Gordón, Gerardo U. B ., señalado como el mentalizador del crimen, fueron capturados días después del asesinato y sentenciados también a 25 años de cárcel. Mientras que Jonathan L. P. permaneció prófugo de la justicia hasta mayo del 2018, cuando fue detenido por la Interpol en Colombia, al ejecutarse la difusión roja que pesaba en su contra por este caso.

Según la teoría del fiscal Ángel García, de la Unidad Especializada en Personas y Garantías de Pichincha, Jhonatan Gustavo –que utilizaba la identidad falsa de ‘Juan Chávez’– planificó el crimen con Gerardo.

Los dos se conocieron en un burdel del norte de Quito, donde Jhonatan L. P., con su nombre falso, era administrador. Según su testimonio entregado al Tribunal, se encontró una cédula de ciudadanía en el local y le puso su fotografía. Con la identidad adulterada abrió cuentas bancarias para recibir el dinero producto de un negocio de damas de compañía que mantenía con Gerardo.

Sin embargo, el perito demostró que en esa cuenta también recibía transferencias de dinero realizadas por Gerardo, desde la cuenta bancaria de la empresa de la víctima. El desvío de dinero alcanza los USD 368 480, señaló la Fiscalía. Cuando Gordón descubrió el desfalco, ambos implicados trataron de encubrirlo.

Jhonatan, con su falsa identidad contrató a David Y. T. para hacer “un trabajo”. Le entregó el arma de fuego en una bolsa, precisó el perito Leonidas Iza, quien extrajo la información del testimonio anticipado de David.

Luego, lo transportó hasta el lugar de trabajo de la víctima y después del crimen se movilizaron algunos kilómetros y se separaron; así los demostró la Fiscalía, con el reporte satelital del recorrido del vehículo que alquiló dos días antes del asesinato.

Una vez consumado el crimen, Jhonatan le entregó a David USD 1 500 y luego USD 4 000 más.

Que Jhonatan Gustavo L. P. y “Juan Chávez” eran la misma persona se confirmó con el testimonio del perito de identidad morfológica, Milton Jiménez, testigo de la Fiscalía en la audiencia de juicio. Las triangulaciones de llamadas que se hicieron a sus teléfonos celulares, antes y durante el día de los hechos, demuestran la planificación del delito.

Mónica Gordón recibió un disparo en el pecho, mientras estaba en su oficina, ubicada en el sector de Santa Rita, en el sur de Quito. Ese día se despedía de su padre, porque viajaría a la playa con sus hijos y hermano.

Este caso se sentenció bajo el artículo 450.1 del Código Penal, que contempla una pena de 16 a 25 años de reclusión mayor extraordinaria para la persona que asesine a otra con alevosía e indefensión de la víctima.

Gerardo U. B. y David Y. T. fueron sentenciados a 25 años de reclusión mayor extraordinaria, como autores de asesinato, el 31 de julio de 2014. Sus sentencias están ejecutoriadas.

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