La azafata intentó alertar por la radio, pero los dos sospechosos se subieron a una moto que se puso frente al bus y desaparecieron entre los vehículos.
El asalto de ayer se consumó ante 50 pasajeros que se trasladaban desde el valle de Los Chillos a Quito. Eran las 11:30 y en el puente 2 de la autopista General Rumiñahui, los dos armados se pararon y amenazaron a la gente.
Uno de ellos disparó al techo del autobús. El otro le rompió la cabeza a una persona y le arrebató la maleta. ¿Qué llevaba allí? El hombre agredido contó a dos policías que minutos antes había retirado USD 3 200 en Sangolquí y que iba a depositarlos en Quito.
La azafata tomaba agua de una botella. Decía estar nerviosa. “Nos estacionamos y cuando íbamos a coger pasajeros esas personas gritaron que eso era un asalto. Dijeron que no nos moviéramos, le quitaron la maleta y se fueron”.
El chofer recuerda que apenas pudo controlar el bus. “Todo fue tan rápido. Pensamos que nos iban a robar a todos, pero solo tomaron la maleta y huyeron”.
No es el primer asalto en esa autopista. Lo dicen los vecinos. Uno de ellos vio cómo la semana pasada tres armados que también iban en moto atacaron a una persona y se sustrajeron USD 1 300, que trasladaba en un Vitara.
Los policías confirman ese caso y hablan de sacapintas (robo a clientes de los bancos en el exterior de los establecimientos).
Cifras del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC) dan cuenta de un incremento en esa actividad ilícita en Quito. Según el organismo, en los primeros cuatro meses de este año, ese tipo de delitos se elevó en un 20% en relación con el mismo período del año pasado. De enero a abril del 2012 hubo 79 casos de sacapintas, frente a 66 registrados en el mismo período del 2011 (en el 2010 hubo 38 hechos).
En noviembre pasado otro caso alarmó al valle de Los Chillos. Desconocidos asesinaron a una mujer de 56 años y dejaron malherido a su esposo, quienes habían retirado “una fuerte cantidad de dinero” de un banco en el sector de El Triángulo.
Ayer, hubo malestar entre los usuarios de los buses. “No podemos trabajar con tranquilidad”, dijo uno de ellos al saber del asalto en la unidad de su compañero.
“Pedimos más vigilancia en la vía”, dijo otro. Y un tercero se preguntó“¿dónde están las FF.AA?”.
Mediante Decreto Nº 749, del 6 de mayo del 2011, el Gobierno dispuso que los militares retomen el control de armas en el país, trabajo que hasta ese entonces estaba en manos de la Policía.
Ayer, el Comando Conjunto de las FF.AA. emitió un comunicado oficial y allí se dice que entre el 4 y 10 de junio pasados, 1 230 soldados montaron 358 patrullajes a escala nacional. Los resultados son, por ejemplo, la requisa de 25 armas de fuego, 1 017 municiones, 800 metros de mecha lenta, 470 de nitrato de amonio, una dinamita líquida, etc.
La misma persona que preguntó¿dónde están las FF.AA? Planteó la posibilidad de que vigilen la autopista General Rumiñahui.
“Fue espantoso. La gente no pudo reaccionar”, recordó el conductor del bus afectado. Dos horas después el automotor seguía cerca al peaje. Un poco antes de las 14:00 llegaron tres agentes de Criminalística. Pregunta tras pregunta, el chofer y la azafata recordaban la misma escena varias veces. Y los policías señalaban el lugar donde impactó la bala.