El 29 de julio, la Policía presentó televisores y equipos de sonidos que fueron robados de casas. Foto: Fernando Medina / EL COMERCIO
Los robos estaban planificados para esta temporada de vacaciones. A diario estudiaban entre tres a cinco casas para luego desmantelarlas.
La banda estaba conformada por ocho personas. Ellos vigilaban a los dueños de los inmuebles. De esta forma conocían los horarios de salida y entrada de las personas para ingresar cuando ellos no estaban. De allí que en los últimos tres meses se hicieron de más de USD 100 000 entre enseres y electrodomésticos.
Durante ese tiempo, agentes de la Policía Judicial investigaron sus movimientos y el 29 de julio los detuvieron. El operativo se ejecutó en la madrugada por las unidades élite del GIR y GOE.
En nueve inmuebles de La Colmena, un barrio del centro de Quito, se encontraron 13 televisores de lujo, 20 celulares, computadoras, equipos de sonido, perfumes, ropa y joyas.
Según los agentes que participaron en la operación, estos objetos son los que más buscan las bandas, pues son de fácil comercialización.
Las investigaciones también revelan que las organizaciones delictivas se organizan para atacar en feriados o épocas de vacaciones, aunque advierten que este tipo de ilícitos se ejecutan durante todo el año.
Durante los seis primeros meses de este 2016, el número de viviendas asaltadas a escala nacional llega a 8 469. En el mismo período del año pasado se registraron 9 418.
Pese a esta reducción, los uniformados dicen que los sospechosos cada vez se especializan más para cometer los atracos, pues montan toda una estructura delictiva antes de ingresar a las viviendas.
Las bandas siguen hasta por dos semanas a los propietarios. Visitan tiendas o locales comerciales del sector para conocer sus movimientos. Incluso tienen contabilizado el tiempo y la distancia a la cual se encuentra la unidad policial más cercana.
En los casos en que los inmuebles están dentro de urbanizaciones o conjuntos cerrados estudian todo el sistema de seguridad (cámaras de video, alarmas y guardias).
Así fue como hace dos meses asaltaron dos viviendas en la Nueva Aurora y en la Ciudadela del Ejército (sur de Quito). Una de las víctimas contó que pese a que contaban con seguridades y alarma comunitaria, los desconocidos cortaron la luz, deshabilitaron los dispositivos y robaron todo.
Los dos robos no tardaron más de 20 minutos. Las bandas tienen un completo contingente para saquear los inmuebles. Los agentes han detectado que operan con herramientas especializadas para romper candados, abrir chapas o quitar los seguros de ventanas.
Una vez que recolectan todos los enseres, uno de los sospechosos abre el garaje y los vehículos entran para embarcar los electrodomésticos.
Las bandas operan hasta con cuatro vehículos. Dos sirven para trasladar las cosas hasta los puntos de almacenamiento y cachinerías. Los otros dos automotores son los encargados de resguardar el traslado.
En caso de que exista una persecución por parte de la Policía, los desconocidos obstruyen el paso de los agentes. Esto lo realizan simulando choques o discusiones entre choferes.
En ocasiones también usan motos. En febrero, por ejemplo, una banda de seis personas fue detenida en el centro de Quito, mientras transportaban cosas robadas.
En esa ocasión, los agentes informaron que los dos motociclistas escoltaban el cargamento que era trasladado a bodegas del norte de Quito. Desde allí ofertaban los objetos en redes sociales y en mercados.
Eso también se confirmó la mañana del 29 de julio. La banda que fue desarticulada ofrecía los electrodomésticos en cuatro mercados del centro y norte de la capital. Cuando se trataba de objetos grandes como televisores, lavadoras o equipos de sonido enseñaban fotos a los compradores. Luego pactaban un lugar para la entrega.
Incluso se conoce que delinquían bajo pedido. Por eso, en ocasiones actuaban pese a que los dueños de los inmuebles estaban presentes.
Para someterlos tenían una escopeta. Con esa arma les amenazaban mientras se llevaban los bienes.
Aunque según los datos de inteligencia, los desconocidos esperaban que los dueños salgan de viaje los fines de semana para realizar los ilícitos. Fue así como se presume que asaltaban desde hace cinco años.