Creí que uno de los sitios más seguros era el aula en donde dicto clases. Sin embargo, hace un mes llegué a la escuela, en donde laboro hace 16 años, y me encontré con la noticia de que durante la noche robaron mis pertenencias y las de mis alumnas.
[[OBJECT]]Esa mañana, la puerta principal del establecimiento estaba cerrada. Tuvimos que entrar por la puerta de atrás. Al ingresar me enteré de que habían robado un aula, pero como la escuela es grande no pensé que fuera la mía.
Una vez en la clase, me di cuenta que la protección de la ventana, de la parte posterior, había sido levantada. Esa gente cortó el vidrio de una ventolera para ingresar.
Pienso que se trata de una persona delgada, por el diámetro que tiene la ventana.
Luego de entrar, buscaron todo lo que había en mi escritorio. Encontraron un dinero que tenía ahorrado y que guardaba en el aula porque supuestamente estaba a buen recaudo. Tuvieron suficiente tiempo para llevarse un televisor, un DVD y un minicomponente, que pertenecía a mis alumnas. Al no poder sacar los artefactos por la ventolera, rompieron la puerta de madera del aula y luego la principal.
Informamos a la Policía sobre este delito. Ellos recogieron pistas y huellas de los desconocidos.
Pienso que quienes nos robaron se quedaron la noche anterior en algún sitio escondido. Por ningún lugar de la escuela se encontraron huellas de ingreso.
La escuela tiene dos conserjes. Una de ellas escuchó los ladridos de un perro en la madrugada, pero al hacer una ronda vieron que las puertas estaban cerradas.
La directora del establecimiento puso la denuncia, pero hasta el momento no hemos recuperado nada. Lo lamentable es que los artefactos audiovisuales usábamos en las clases de literatura. Este robo permitió que mis compañeras tomen medidas de seguridad en sus aulas y en la escuela.