Con el grito: “¡Todos al piso, esto es un asalto!”, los cinco encapuchados irrumpieron en la casa donde se celebraba un ‘baby shower’, en Puembo, al nororiente de Quito.
“Sin darnos cuenta, ellos entraron y nos dieron una alerta violenta: ‘Vamos a disparar si no cumplen nuestras órdenes’. A mis primos los botaron al piso; a mis tíos los golpearon y amarraron de los pies y de las manos”, relata una joven que fue víctima de ese hecho. Ella se escondió, pero uno de los desconocidos la encontró y le tiró de los cabellos para llevarla a la sala de la casa.
Él le dijo con voz amenazante, mientras le apuntaba con un revólver: “¡Tú! Dime dónde está la caja fuerte y el oro, si no te va ir mal”. En 15 minutos se llevaron dinero, joyas, llaves de automotores y teléfonos celulares. La mujer relata que a los asaltantes no les importó que dentro de la vivienda estuvieran cuatro niños, una mujer embarazada y adultos mayores. “Hasta último momento nos apuntaron con sus armas”.
La concejala Elizabeth Cabezas, de la Comisión de Seguridad Ciudadana del Distrito Metropolitano de Quito, dice que los atracos a personas en el interior de viviendas durante reuniones sociales son una nueva modalidad de robo en la capital. A su juicio, las bandas se aprovechan de la vulnerabilidad de las familias: “Así es más difícil que las víctimas reaccionen y los asaltos son más fáciles para los atracadores”.
Un agente de la Policía Judicial de Pichincha indica que, para los robos a personas durante fiestas o reuniones sociales, las bandas operan con cinco o seis armados y se movilizan en vehículos robados, de marcas comerciales.
“Atacan en los momentos de mayor efusividad cuando los asistentes están bailando y disfrutando de la reunión. Ingresan por la fuerza y obligan a las víctimas a que entreguen sus pertenencias (celulares, dinero, computadores portátiles, etc.). Si pueden también se llevan electrodomésticos como televisores o consolas de videojuegos. Por lo general, buscan viviendas en sitios alejados donde existe escaso resguardo policial”.
La noche del 24 de septiembre, una banda integrada por seis encapuchados ingresó en una hostería en Tumbaco. 60 personas que celebraban un bautizo fueron asaltadas. Una mujer testigo refiere que el hecho ocurrió cuando los asistentes bailaban. “Llegaron y con palabras obscenas intimidaron a la gente. Los invitados se lanzaron sobre el piso y los armados les quitaron sus pertenencias; así como zapatos, abrigos, celulares. Fue terrible”.
Ella aún no supera el trauma. Los desconocidos tuvieron tiempo para sacar los documentos de las carteras y billeteras de los asistentes. “Leían las cédulas y decían irónicamente ‘les vamos a ir buscar en los sitios donde trabajan y viven para pedirles dinero’. Se llevaron las llaves de los vehículos, pero no se robaron ningún automóvil porque tienen alarmas satelitales, creo que lo hicieron para evitar que fuéramos a denunciar”.
El Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC) registra un incremento en los robos y asaltos a personas en domicilios en Quito. Entre enero y septiembre de este año hubo 723 hechos, frente a 569 en igual período del 2009 (de enero a septiembre del 2010 hubo 698 robos a personas en viviendas).
La mayoría de ataques se registró en la noche. De los 1 990 casos reportados de enero a septiembre en los tres años, 824 fueron reportados entre las 19:00 y las 24:00. Otros 521 asaltos ocurrieron en la tarde, 485 en la mañana y 160 más durante la madrugada.
El OMSC refiere que el miércoles fue el día en que se reportó la mayor cantidad de atracos a gente en domicilios: 335 sucesos. El día con el menor índice fue el domingo, con 175 casos (enero a septiembre 2009-2011).
De 1990 atracos, 1 303 registraron agresiones. Cabezas indica que los robos actualmente se cometen con mayor violencia. Daniel Pontón, director del OMSC, dijo en una entrevista anterior a EL COMERCIO que los asaltantes en Quito ahora esperan a que la gente se encuentre en las casas para actuar. “Así chantajean a las personas para que indiquen en dónde están los objetos de valor”.
El agente de la Policía resalta la saña con la que ahora actúan los atracadores, al extremo de pasar por alto si en los inmuebles hay niños o adultos mayores.
El jueves último, ocho armados ingresaron a una casa en Tumbaco donde se encontraba un mayor de 65 años y dos niños. “Se aprovecharon de que un automóvil ingresó al conjunto residencial para asaltar. Iban en un auto blanco. Golpearon al guardia con la cacha de una pistola y lo amarraron”.
Se llevaron ocho televisores plasma, ‘laptops’, equipos de sonido, videojuegos, celulares, mp3 y otros dispositivos, luego de apuntar con sus armas a la cabeza de los niños.