Aspirantes a guías penitenciarios protestaron el lunes en el centro de Quito. Foto: cortesía
Los 497 jóvenes que pasaron las pruebas físicas, psicológicas y médicas para convertirse en guías penitenciarios exigen certezas. Desde hace cinco meses esperan la convocatoria para iniciar el proceso de formación que dura seis meses y es el último requisito antes de convertirse en los custodios de los privados de libertad.
El 19 de febrero del 2020, los aspirantes y sus familiares se citaron con carteles en la Plaza Grande de Quito y protestaron. El lunes último (2 de marzo) hicieron algo parecido.
Con gritos expresaron su insatisfacción, porque el curso debía iniciarse el 4 de noviembre del 2019. Pero dos días antes recibieron un mensaje en la plataforma habilitada para el proceso y allí les dijeron que el retraso se debe a las adecuaciones en la infraestructura de las escuelas de formación ubicadas en Quito y en Santa Elena.
Una de las aspirantes pide al presidente de la República, Lenín Moreno, que intervenga. Dice estar endeudada, que solicitó un préstamo de USD 800 a su tío y que ese dinero lo utilizó en el pago de exámenes, como radiografías, electrocardiogramas y muestras de laboratorio, que tuvo que entregar hasta el 19 de septiembre pasado, como parte del test médico.
En su caso, la notificación de que el curso tardaría en comenzar llegó precisamente después de que renunciara a su empleo en una tienda.
Cuenta que desde noviembre ha dejado hojas de vida en diferentes almacenes en Quito, pero no ha sido contratada. Es madre soltera y hoy se sostiene únicamente con el apoyo de su madre.
Andrea es otra aspirante. Tiene 23 años. También se endeudó con familiares, para comprar los útiles de aseo, ropa y otros materiales exigidos para ingresar al curso. Solamente la maleta y los enseres costaron USD 500.
Estuvo a punto de renunciar a su trabajo como auxiliar de limpieza, pero se abstuvo al leer el mensaje en la plataforma digital. Ahora busca que el proceso se retome para convertirse en guía y tener un trabajo estable para mantener a su hijo.
El Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI) reconoce que existe un retraso de cinco meses. Su director, Edmundo Moncayo, señala que el problema es económico.
Esta entidad asegura que tiene los recursos para garantizar el desarrollo del curso de seis meses, pero no tiene la confirmación del Ministerio de Finanzas para que los nuevos guías reciban sueldo luego de que sean calificados como tales. Para este año requieren USD 3,5 millones. Para el titular del SNAI, la incorporación de los nuevos custodios es prioridad. Actualmente, hay 1 480 agentes de seguridad penitenciaria que vigilan a 39 600 presos, en los 53 centros carcelarios del país.
Moncayo señala que para cumplir con los parámetros internacionales (un guía por cada 10 presos) se debería contar con unos 4 000 celadores para los centros.
Desde el departamento de Comunicación de Finanzas se informó que la autoridad carcelaria no pidió el presupuesto para las nuevas vacantes al inicio del 2019 y tampoco en el 2020. Pero se dijo que hay reuniones para buscar una alternativa de financiamiento en este 2020.
Mientras esto sucede, los jóvenes que llegaron a la última etapa del proceso aseguran estar “desesperados”. Así lo advierte Telmo Chango, de 24 años. Él ha participado en las vigilias frente al Palacio de Carondelet.
Él es de Bolívar y dejó sus estudios y su trabajo para no entorpecer el proceso de selección. Pidió préstamos para cumplir su meta. Él no solo pagó los exámenes médicos y los útiles personales que le pidieron para el curso, sino que gastó en hospedaje, alimentación y transporte al venir a Quito para presentarse a las etapas previas del proceso de calificación.
Otros abandonaron la idea de convertirse en guías, a pesar de estar entre los aspirantes seleccionados. Jean Pierre Tejada, por ejemplo, iniciará un curso de paramédicos en abril. Él se había preparado en 2019 para aprobar los exámenes físicos.
Cuenta que después de que recibiera el impacto de una bomba lacrimógena en las manifestaciones de octubre pasado incluso esperó dos meses para decidir su futuro. Ante la falta de respuestas optó por otra carrera.