El presidente Correa, a su llegada a la XI reunión de la directiva nacional de AP, realizada la semana pasada, en Quito. Foto: Paúl Rivas Bravo / EL COMERCIO
El liderazgo del presidente Rafael Correa puede ser tan provechoso como negativo para el oficialismo, en las próximas elecciones.
Según el analista Sebastián Mantilla Baca, su figura atrae la simpatía de la ciudadanía, pero deja poco espacio en Alianza País (AP) para que alguien tome su posta.“Cuando él ya no esté en el escenario político, AP va a perder más apoyo”.
Eso -agrega- ya se siente en las filas del oficialismo, sobre todo desde que se conoció que Correa no participaría en las siguientes elecciones de febrero. Una transitoria en las enmiendas constitucionales aprobadas en diciembre impide la reelección de funcionarios con dos o más períodos.
Oswaldo Larriva, quien recientemente dejó las filas de AP, coincide en que Correa concentró todos los apoyos a escala nacional. Eso explicaría, para él, el porqué País no ha hecho públicos los nombres de los candidatos a presidente y vicepresidente.
AP informó que definirá al presidenciable, su binomio y el resto de candidatos recién en octubre. En el oficialismo aún no se define el formato de democracia interna que aplicarán, como lo exige el Código de la Democracia.
El oficialismo ve a Correa como el líder natural, según la asambleísta Gina Godoy. “Yo no hago la lectura de si vamos debilitados o fortalecidos. Tenemos una oportunidad y el electorado tendrá que valorar nuestra propuesta programática como tienda política, más allá de líderes y personas”.
El catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar, Esteban Nicholls, señala que la forma de evaluar la viabilidad de un modelo se vuelve difícil de establecer si las orientaciones de la economía política vienen directamente de un líder carismático como Correa.
La estabilidad de modelos económicos y políticos puede verse afectada porque su orientación depende de la autoridad carismática y en ese caso se “puede apelar más a los sentidos emocionales e ideas idiosincráticas de un líder y no a la estabilidad de un modelo institucional. Lo único que queda claro, entonces, son los vaivenes de la autoridad carismática”, dice Nicholls.
En AP se ha dicho que su prioridad no es definir candidatos. Más bien se trabaja, según Doris Soliz, secretaria ejecutiva, en un plan de Gobierno, a través de unas 2 000 conferencias ideológicas. Otra prioridad es reforzar la estructura, de cara a las elecciones. Sus líderes están conscientes de que la situación económica del país ha mermado el apoyo al Régimen. Aunque creen que siguen siendo la mayor fuerza política.
Para Mantilla, un factor que ahora también juega en contra de País es la estructura que eligieron. Optaron por la vía del movimiento y no del partido tradicional. “El partido permite consolidar en el tiempo a los cuadros. Además, un partido tiene afiliados, mientras que un movimiento tiene adherentes y eso implica un mayor compromiso al partido”. Aunque en Ecuador no todos los partidos tienen suficiente fortaleza y solidez, suelen ser los que más se sostienen en momentos de crisis.
Soliz considera que si bien ahora es necesario reforzar la estructura del movimiento, este tiene bases sólidas.
Cuenta con directivas en las 24 provincias y en tres jurisdicciones internacionales: América Latina y el Caribe; Europa, Asia y Oceanía y Canadá y Estados Unidos.
Además, tiene 221 directivas cantonales, 850 provinciales y los llamados Centros de la Revolución Ciudadana (1 300).
Estos últimos, según Soliz, fueron creados primero para épocas electorales pero ahora son permanentes y le dan vida y actividad a la tienda política.
Soliz defiende la decisión de mantenerse como movimiento y no ser un partido, porque esta estructura es más flexible y abierta y permite tener una organización amplia y masiva.
El contar con una organización territorial sostenida, con diálogo permanente bajo criterios de una democracia incluyente, le da solidez al movimiento, según Óscar Bonilla, secretario de Acción Política de AP. País tiene 500 000 carnetizados del 1,2 millones de adherentes registrados. “Podemos discrepar, pero la ciudadanía nos cohesiona”.
Sin embargo, AP no descarta que a futuro pueda optar por la estructura de un partido, porque, explica Bonilla, el Ecuador es versátil y eso obliga a tener apertura al cambio.
Para Nicholls, la forma de elegir nombres es reactiva en el país, y no solo en el oficialismo. Responde, usualmente, a los términos cambiantes de la economía política. “Es decir que si hubiera, por ejemplo, un cambio en el precio del petróleo, se elegirían candidatos de acuerdo con esta nueva circunstancia. Es un coyunturalismo”.
En contexto
AP financió una encuesta para evaluar su situación y hará públicos los nombres de sus candidatos el 1 de octubre, previo a realizar su proceso de democracia interna. En el Consejo Nacional Electoral se recibirán inscripciones del 19 de octubre al 19 de noviembre.