La mayoría de secuestros exprés se comete en taxis irregulares

Christian perdió un ojo y ahora espera que las investigaciones avancen. Foto: EL COMERCIO

Christian perdió un ojo y ahora espera que las investigaciones avancen. Foto: EL COMERCIO

Christian perdió un ojo y ahora espera que las investigaciones avancen. Foto: EL COMERCIO

Por efecto del gas pimienta, apenas podía abrir los ojos. Entre las sombras de la noche, distinguía las luces de la ciudad que resplandecían detrás de las ventanas del vehículo. Era 18 diciembre del 2018. Ese día, Christian sufrió un secuestro exprés en el interior del taxi que abordó, en Quito.

Debido a los golpes y al gas perdió su ojo derecho. “Literalmente me lo reventaron”. Han pasado cuatro meses, su globo ocular fue extirpado y ahora usa una prótesis cuya única función es estética.

Los últimos casos de secuestro exprés que se han reportado en la capital alarman a la Policía por la extrema violencia con la que se cometen. Este fenómeno se evidencia desde octubre del año pasado.

Víctor Aráus, comandante de la Policía de Quito, asegura que hay investigaciones en curso para desarticular a las bandas organizadas que están detrás de estos hechos.

Según la Fiscalía, entre enero y el 26 de abril de este año, se han denunciado 12 casos de secuestro exprés solamente en Pichincha. En cambio, a escala nacional se han reportado 41 casos.

A Christian le resulta todavía difícil contar su experiencia. Acepta hacerlo, porque forma parte de la terapia psicológica que recibe. Además, quiere organizar una asociación con otras víctimas. “Entre todos podemos hacer peso y lograr que la Policía Nacional atrape a estos delincuentes”.

Los datos de la Fiscalía indican que de los 12 casos denunciados este año en Pichincha, solamente uno fue judicializado, pero se trata de una banda atrapada en el 2018. Los demás siguen en investigación.

En el caso de Mónica todavía no hay detenidos. Ocurrió el 17 de octubre del 2018, a las 20:30.

Ella esperaba un bus en la Simón Bolívar para dirigirse a su vivienda. Notó que un joven con capucha se le acercó por detrás y eso le pareció raro. Minutos después, un vehículo sedán rojo paró y el joven que estaba cerca sacó un cuchillo.

“Se me ocurrió correr, pero era de noche, así que subí al vehículo”. Junto a la mujer, otro hombre que se encontraba en la misma parada de bus fue obligado a subir también.

Al ingresar, lo primero que ella recibió fue un golpe en la pierna. Uno de los desconocidos sacó un cuchillo y se lo puso en el cuello. “¡Cálmate! Si no obedeces, te mato”. Mónica cuenta que, pese al nerviosismo, pudo mantener la calma. En su mente rezaba a Dios.

No llevaba dinero ni tarjetas bancarias. Eso no evitó que los desconocidos le tocaran las piernas y el pecho. Al mismo tiempo, la segunda víctima recibía golpes. “Se ensañaron con ese señor”. 30 minutos después Mónica fue liberada en un barrio del suroriente, pero al otro hombre se lo llevaron.

Los agentes que investigan estos hechos han detectado patrones comunes. Por ejemplo, la mayoría de secuestros exprés ocurren en taxis irregulares, que no tienen cámaras de video internas. Otra característica es que estos hechos suceden en las noches y en zonas urbanas, ya que las bandas necesitan de cajeros automáticos para lograr el ilícito.

A Christian lo tuvieron retenido una hora y media. Para él ese tiempo fue eterno. Recuerda que antes de abordar un taxi vio la hora en su celular. Eran las 21:45. Parecía un viaje normal, hasta que el conductor le sugirió cambiar de ruta para supuestamente evitar el tráfico. Se desviaron por calles oscuras. De repente, el vehículo paró en un redondel. Tres desconocidos se subieron. Tenían cuchillos y destornilladores.

El hombre arrojó su celular al piso. Ellos reaccionaron con violencia: lo golpearon, atacaron con destornilladores y le rociaron gas. “Me quitaron mis tarjetas. Les facilité todas las claves, mientras amenazaban con matarme”.
Aráus subraya que esta ola de violencia es nueva, pues aunque son pocos casos, estos generan alarma social.

Víctor es otra víctima. El hombre recuerda que abordó un taxi a las 22:30 del 15 de febrero pasado.

Habían avanzado pocas cuadras cuando el conductor dijo que tenía problemas mecánicos. Los seguros de la puerta se desactivaron y en ese instante subieron tres hombres. Le golpearon con un palo en el rostro. Le rociaron gas pimienta y le hicieron 10 cortes en las piernas y brazos. Víctor entregó su dinero, no tenía tarjetas bancarias. Fingió estar inconsciente. 30 minutos después fue abandonado en el noroccidente.

No Olvide

A los taxis legalesse los distingue porque son amarillos, su placa es anaranjada, tienen el sello municipal verde en las puertas, los números de la placa son visibles en el techo y poseen cá­maras de seguridad dentro del vehículo.

Cuando suba al taxiindique al conductor cuál es la ruta que desea tomar. Prefiera avenidas y calles concurridas en lugar de callejones y atajos. Llame a un familiar y dicte el número de placa. Haga que el conductor le escuche.

Lleve los documentos necesarios, no cargue todas sus tarjetas de servicios bancarios, pues eso puede atraer más a los delincuentes. Tampoco es recomendable que lleve grandes cantidades de dinero en efectivo.

Si cae en manosde delincuentes intente controlar su miedo, manténgase sereno y no oponga resistencia ni los provoque. Tenga en cuenta que los desconocidos portan armas y pueden estar bajo efectos del alcohol u otras drogas.

Mantenga bajo perfil, no mencione que conoce a personas influyentes y evite dar datos sobre su familia o lugar de trabajo. Procure memorizar detalles de los sospechosos y del taxi, que servirán en caso de presentar una denuncia.

Recuerde que el objetivo de los desconocidos es apropiarse de sus bienes en el menor tiempo posible. Intente negociar: “Voy a colaborar con todo lo que me pidan, pero no es necesaria la violencia”. No intente ­engañarlos.

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