Según las investigaciones de la Policía antisecuestros, las bandas de secuestro exprés atacan con mayor frecuencia en 15 provincias. Foto referencial /El Comercio
Diciembre apenas había comenzado. Era 2014. Quito vivía sus fiestas y estaban por llegar las de Navidad y de Fin de Año.
En esos días se prendieron las primeras alertas por bandas de secuestros exprés que operaban con fuerza en la capital.
Eran ocho redes y cada una se había tomado zonas específicas, como centros comerciales, para atacar a las víctimas.
Dos meses de investigación y en marzo de este año los sospechosos eran capturados.
Las cifras revelaron el poder que tenían esos grupos delictivos: 144 ataques se produjeron en este año en el país y 91 de esos ocurrieron en Quito.
Pero los meses más sensibles fueron diciembre del 2014 (año en el que se reportaron al menos 54 denuncias en el país), enero y febrero del 2015.
¿Por qué diciembre? Este Diario habló con el jefe de la Unase (Policía antisecuestros), Édgar Vinueza. Él tiene dos respuestas: existe mayor circulante de dinero y las personas realizan más compras.
Desde el mes pasado no se ha registrado un solo caso en Quito, pero el oficial pide que principalmente en estas fechas los usuarios utilicen taxis legalmente registrados, con todos los sellos que lo avalen.
Tras la captura de las ocho bandas se conoció que antes de los ataques los sospechosos se reunían en la Villa Flora, Rodrigo de Chávez y Chaguarquingo, tres sectores ubicados en el sur de la capital.
En esas reuniones planificaban los secuestros. Ordenaban a cada integrante de la banda su tarea para esa noche. Luego, un convoy de vehículos amarillos salía hacia la zona hotelera de la ciudad y a centros de diversión y restaurantes costosos.
El grupo operaba con cuatro autos, todos tipo taxi. El primero daba el servicio al usuario, en el segundo iban otros cuatro hombres, tres de ellos se subían luego al primer carro para someter a las víctimas.
En un tercer vehículo viajaban otros integrantes. Ellos tomaban las tarjetas de crédito de los pasajeros y sacaban el dinero en los cajeros.
El cuarto auto daba seguridad. Siempre iba distanciado del resto de la banda. Su tarea era interrumpir el tránsito que se pudiera generar en las vías.
Una persona que fue atrapada por los asaltantes cuenta que fue secuestrado en el norte de Quito y que durante dos horas los armados lo golpearon y lo insultaron. A él le robaron una laptop y los USD 30 que estaban en su billetera. Sus tarjetas estaban bloqueadas y no pudieron usarlas en los cajeros.
Otra persona, a la que le asaltaron en diciembre del 2014, recuerda que ocurrióa las 23:00.
Con su esposo tomaron uno de los cinco taxis que estaban cerca a un hotel. Los dos fueron secuestrados y los sospechosos sacaron todo el dinero que podía pagar el cajero.
De allí que los investigadores también sugieren que antes de subir a un taxi verifique el número de placas y el nombre de la cooperativa otorgados por el operador que le atendió.
Si es posible, comunique a un familiar (por mensaje de texto) las características del vehículo en el que se encuentra. No suba a vehículos sin placas, sin taxímetro y sin sellos autorizados.
Si ha consumido bebidas alcohólicas no salga de un local de diversión o de la casa donde se encuentra a buscar un taxi en la calle. Pida a alguien de confianza que lo vaya a recoger y espere hasta que lleguen.
La mayoría de hechos se registra por la noche y madrugada, cuando la escasa iluminación impide identificar las características de un taxi.
A esas horas lo recomendable es desplazarse en grupo.
El jefe de la Unase dice que “la mayor incidencia está cuando las personas salen de sus trabajos y en las horas pico”.
De allí que también es importante no poner resistencia ante los ataques. Si va a un encuentro lleve una sola tarjeta y no llame la atención con sus pertenencias en la calle.
Un joven que fue robado cuenta que cuando se subió a un auto inmediatamente se subieron dos más. Le impidieron bajarse, lo golpearon en el rostro. De las cuentas le robaron USD 500 y lo dejaron herido.
Según las investigaciones de la Policía, de los 144 hechos reportados este año, 107 ya han sido resueltos y 37 están en investigación en este momento.
A escala nacional, las bandas que se dedican a esta actividad han atacado en 15 provincias.
Pero las más afectadas son precisamente las de mayor población: Pichincha, Guayas.
Luego vienen otras como Santo Domingo de los Tsáchilas, Imbabura y Sucumbíos, pero con pocos casos.
Un joven que fue secuestrado en Quito cuenta que se subió a un automóvil que llegó luego de pedir por teléfono a una cooperativa. Sin percatarse de las placas ingresó al automotor, pero más adelante se metieron tres personas más.
El chico fue golpeado, pues uno de los armados sacó un destornillador de punta. Luego le lanzaron gas pimienta y así pasó una hora en el carro.
Finalmente fue liberado y denunció su caso en las redes.