En redes sociales se viralizaron videos de presos que buscan iniciar un proceso de paz en las cárceles. En las imágenes, los cabecillas leen un manifiesto acompañados de otros privados de la libertad, vestidos con trajes naranjas.
“Creemos firmemente en el proceso de pacificación que lidera la mesa de diálogo penitenciario”, dice uno de ellos en el video.
En Guayaquil, la Comisión de Diálogo Penitenciario y Pacificación, creada por el Gobierno, presentó estos videos y anunció que cuatro bandas delincuenciales: Los Tiguerones, Los Lobos, los Chone Killers y los Latin Kings buscan un acuerdo de paz. No se mencionó a la banda de Los Choneros.
Claudia Garzón, representante de esa Comisión, explicó que han trabajado durante cinco meses con los cabecillas de las bandas, que operan en las cárceles. Aseguró que los miembros de esas organizaciones han dado el primer paso al expresar su voluntad de paz.
El martes, en una rueda de prensa en Guayaquil, la Comisión leyó el manifiesto suscrito por los jefes de esas cuatro organizaciones, que han estado involucradas en los hechos de violencia en las cárceles.
“Hacemos público nuestro primer paso de pacificación voluntaria a escala nacional. Esta decisión ha sido tomada por las organizaciones: Tiguerones, Lobos, Chone Killers y Latin Kings”, señala ese manifiesto.
Además, en ese panfleto se detalla que no se trata de un espacio para la política, sino de “un paso para un mejor diario vivir, ya que nos hemos dado cuenta de la dolorosa realidad de nuestro país”. También se menciona que las disputas en las prisiones se iniciaron por las “injusticias, preferencias y abusos de grupos contrarios”.
Alfredo Narváez, vocero de la Comisión, anunció que “se trata de un encuentro de voluntades hacia la consecución de un acuerdo de paz entre las organizaciones delictivas”.
Garzón añadió que la banda de Los Lagartos también ha expresado su deseo de unirse a este acuerdo de paz y que en los próximos días se tendrían noticias de dos organizaciones más.
Las implicaciones
Esta decisión de las bandas delictivas sería el inicio de un proceso de pacificación en las cárceles para evitar actos de violencia. Sin embargo, esto no implicará que, a corto plazo, cesen los amotinamientos y masacres carcelarias. Así lo mencionó el vocero de la Comisión. “Si me preguntan si esto garantiza que no va a haber ningún incidente, tendría que decir, en honor a la verdad, que no, pero es un inicio”, indicó.
Destacó también que esta predisposición de los grupos delincuenciales para frenar la violencia generará “oportunidades para la dignificación de vida de los internos” en los centros de rehabilitación social.
Además, Pablo Ramírez, director del Servicio Nacional de Atención Integral a Privados de la Libertad (SNAI), calificó la predisposición de los detenidos como “un suceso de relevancia ya que aparte de traer paz intramuros, es una acción que traerá tranquilidad y paz a la población”.
Ramírez, además, dijo que otro de los objetivos es ejecutar hasta el 2025 diferentes planes de acción, entre ellos, la profesionalización de agentes penitenciarios, cambios de infraestructura y tecnología en los centros de rehabilitación y la reducción de la población penitenciaria.
El proceso de pacificación se da nueve días después de la masacre en la cárcel Bellavista de Santo Domingo de los Tsáchilas, donde murieron 44 personas. Según las primeras investigaciones, este hecho de violencia fue provocado por una disputa entre Los Lobos y los R7.
El rol del Estado
Diego Pérez, experto en Seguridad, considera que es positivo llegar a un acuerdo de paz entre organizaciones delictivas dentro de las cárceles. Sin embargo, considera que eso demostraría que el Estado no ha podido recuperar por sí solo el control de las cárceles y se vio obligado a buscar una tregua firmada directamente por la bandas que operan en las prisiones.
Daniel Pontón, en cambio, considera que el acuerdo entre organizaciones delictivas no permitirá un proceso de paz a largo plazo en las cárceles. Él asegura que las bandas son efímeras y se reconfiguran rápidamente. Cree, además, que pueden aparecer nuevas agrupaciones, que no estén incluidas en el acuerdo, y provocar nuevos brotes de violencia. Por eso, él considera que el Estado debe buscar otros mecanismos alternativos para evitar futuros hechos de violencia.