Los privados de la libertad recibieron visitas en Latacunga

Visitas en la cárcel de Latacunga. Foto: EL COMERCIO

Visitas en la cárcel de Latacunga. Foto: EL COMERCIO

La llamada telefónica de un funcionario de los Centros de Rehabilitación Social tranquilizó en parte a los familiares que tienen a un privado de la libertad en el nuevo Centro Regional, ubicado en Latacunga, Cotopaxi. El funcionario les indicó que podrán ingresar a visitar a sus familiares de 10:00 a 11:00; de 13:00 a 14:00, y de 15:00 a 16:00 de este sábado 22 de febrero. Las dos personas seleccionadas tienen prohibido el ingreso de alimentos, celulares, dinero y otros objetos.

La madrugada del viernes 21, los 351 privados de la libertad -de los pabellones E y D de mínima seguridad del expenal García Moreno- fueron trasladados al complejo carcelario en Latacunga. El primer grupo es parte de un proyecto de reubicación de las personas privadas de la libertad (PPL), que están en el expenal.

Eduardo N. y María N. salieron de San José de Ibarra a las 04:00 del viernes. Chompas gruesas y gorros de lana los protegían del intenso frío. Ellos visitaron a su hermano que debe cumplir una condena de 25 años. “Todo fue sorpresivo para nosotros. Hace mucho frío y esperamos que nos dejen entregar una cobija”, dijo Eduardo.

Antes de ingresar, un guía penitenciario y un miembro de la Policía Nacional les entregaron una funda plástica negra. Allí depositaron sus pertenencias y alimentos.

“Estamos sorteando algunas dificultades en el interior de la cárcel. Por lo pronto se dispuso que en el patio se ubiquen mesas y sillas para que compartan con sus familiares. Al transcurrir los días se solucionaran los inconvenientes”, dijo a través de un altavoz un funcionario del nuevo centro.

Entre tanto, los asistentes observaron tras una malla metálica a los trabajadores del Consorcio Becerra Cuesta que continuaban con la construcción del Centro de Rehabilitación Social. “Al finalizar la obra, era de haberles trasladado a nuestros familiares. Había rumores en el interior del expenal sobre su traslado, pero no pensamos que fuera pronto”, comentó indignado Roberto Ch.

Él, junto a su esposa, viajaron desde Cayambe a Latacunga. Ambos observaron el ingreso de funcionarios de salud y proveedores de materiales de construcción. Roberto visitó a su primo que cumple una condena de siete años. En el interior del expenal se dedicaba a la carpintería. “Mi primo me llamó el miércoles para que saque un espejo grande y lo venda. Ahora no sabemos qué va a pasar con sus herramientas de trabajo y las obritas que tenía”, mencionó.

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