Un fuerte estruendo alertó la madrugada de ayer a los moradores de una urbanización en el norte de la urbe. Cerca de la 01:30, un explosivo detonó en la puerta del garaje de Fárida C.
La explosión destruyó una esquina de la puerta del garaje e hizo que estallaran los vidrios de un auto que permanecía estacionado cerca de la vivienda.
Fárida C., quien dijo estar separada de su esposo José Luis Ll., que ejerce la abogacía, aseguró que desconocía el motivo por el cual colocaron explosivos en su domicilio, ya que dijo no tiene enemigos.
Esta es la segunda vez, en menos de un mes, que un hecho similar asusta a esta familia y a sus vecinos. La primera explosión se registró el 29 de septiembre.
El material detonado aún es desconocido, indicó ayer el oficial de Policía que está a cargo de la investigación.
En la vivienda siniestrada habita Fárida C. y sus dos hijos, uno de ellos es menor de edad.
Un guardia de la zona contó que su compañero de turno vio a un sospechoso correr por el lugar, antes del incidente. “Mi compañero me dijo que un hombre alto, con una capucha negra, salió corriendo antes que estallara la bomba”, expresó.
El celador indicó que su compañero iba a ver por qué el hombre corría. Sin embargo, por el estallido, segundos después, no se percató hacia dónde se dirigió el desconocido.
El mismo guardia relató que en el primer ataque, un hombre lanzó el explosivo al interior del cerramiento de la vivienda. “En esa ocasión explotó un ventanal de la casa”.
El oficial de la Policía indicó que en esa ocasión el explosivo estaba dentro de una bolsa para practicar boxeo, pero su detonación fue menos potente.
Según los afectados, las presuntas amenazas se han presentado desde el año pasado, con mensajes de advertencia colocados en la camioneta Ford, sin placas, de la familia afectada.
El Grupo de Intervención y Rescate (GIR) y el departamento de Criminalística investigan los hechos.