Policías necesitan chalecos antibalas para su protección

Un grupo de policías sin chalecos patrulla en la plaza Foch, Quito. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

El problema se repite en Quito, Guayaquil, Ibarra y Santo Domingo de los Tsáchilas. No todos los policías trabajan con chalecos antibalas. Esto ocurre especialmente con el personal que se graduó en las dos promociones del 2018.
En el caso de Quito, agentes de las Unidades de Policía Comunitaria (UPC) del norte y sur piden el material necesario.
Por ejemplo, el 20% de los 136 agentes que trabajan en el denominado Circuito de La Mariscal no cuenta con este implemento. Por eso recopilan información que será remitida a las jefaturas, con la idea de recibir la dotación completa.
En un reglamento expedido el 10 de julio del 2014 (art. 5) se señala que los chalecos son parte de los equipos de autoprotección de todos los gendarmes.
Precisamente, portar ese dispositivo hizo que un uniformado que opera en el norte de Quito saliera ileso en octubre pasado, cuando una mujer le clavó un cuchillo. El arma quedó incrustada en las capas.
Ante las necesidades detectadas, equipos desplegados en La Kennedy, un barrio del norte capitalino, se dirigieron a compañeros de otras zonas para que les prestaran 12 chalecos, pero tampoco los tenían.
En el sur, los policías atraviesan un problema similar. En el Circuito de La Magdalena, el 30% de los 53 servidores labora solo con chompa de tela.
“Debido a la violencia y a la delincuencia, el chaleco es un elemento fundamental para el trabajo”, dice un gendarme.
Por eso pide atención inmediata, pues incluso hay personal antiguo que el año pasado devolvió su equipo de protección porque estaba caducado. Sin embargo, no les han repuesto hasta ahora.

Estas prendas tienen una duración de máximo siete años. Después se desgasta el material con el que está elaborado y el nivel de protección se reduce. Hay grupos que recibieron sus prendas en el 2013, y su vida útil está por terminar.
Las entregadas en el 2016, en cambio, presentaron problemas en las tallas. Hay equipos XL (extra grande), pero la mayoría de policías son talla L (grande) y M (mediano). En ese entonces, las autoridades hicieron una presentación en Guayaquil, difundieron videos, enviaron boletines informativos y aseguraron que todo el trabajo se realiza para “salvaguardar la vida de los uniformados”.
El material fue adquirido a una empresa de la India, pero hay UPC, como el de La Mariscal, en donde las prendas con tallas XL están guardadas.
Datos oficiales dicen que la Policía posee 40 100 chalecos antibalas y reporta un déficit de 11 212 dispositivos en el país.
Esta información ahora también reposa en la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional, que analiza la actuación policial en el femicidio de Diana Carolina, perpetrado en Ibarra.
Policías de esa ciudad también hablan de las necesidades y aseguran que hay grupos a los que no les han renovado desde el 2008, pese a que su vida útil terminó en el 2015. De las dos promociones del año pasado, 155 uniformados llegaron a Imbabura y al graduarse no recibieron las seguridades.
En Guayaquil, un alto oficial dice que faltan aproximadamente 1 000 dispositivos.
Los uniformados que no lo tienen están destinados al patrullaje de la ciudad en bicicleta y solo en zonas turísticas.
En las unidades especializadas del Puerto Principal, en cambio, también hay uniformados que tienen chalecos caducados. Al pasar el tiempo, la tela elástica que forma las capas protectoras se estira y deja de ser resistente a cualquier impacto de las balas.
En Santo Domingo de los Tsáchilas ocurre algo parecido. Los policías caminan en pareja a lo largo de la calle 29 de Mayo, una vía de alta concentración de comercios. Ellos solo visten camisas color caqui. Uno de los agentes dice que acaba de integrarse a la institución policial y aún no le proporcionan el accesorio.
Una agente que los acompaña asegura estar pendiente del proceso de entrega y que le preocupa no recibir, porque no sabe en qué momento podría ocurrir una emergencia.
No hay una cifra de cuántos chalecos hacen falta para los uniformados en la provincia tsáchila, pero Luis Lara, jefe de la Zona 4 de la Policía (Santo Domingo y Manabí), dice que sí se hizo una renovación.
En las vías de Santo Domingo hay unos policías que realizan operativos sin protección y otros sí la tienen.
En el anillo vial del sector Santa Martha sucede igual.
La entidad policial informa que hay casos en que los uniformados dejan sus chalecos en los patrulleros. Asegura que otros los han perdido y se iniciaron procesos de sanción.
Según Inspectoría General de la Policía, el año pasado en el país se reportó la pérdida de 48 equipos, mientras que en el 2017 fueron 41. Esta información no clasifica el tipo de equipamiento de dotación.