Los policías custodian las calles de Quinindé en grupos de dos; de esa manera dan protección a los pobladores. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO.
Los hombres fueron vistos caminando por las montañas de Quinindé, Esmeraldas. Vestían uniformes camuflaje y botas de caucho. De sus hombros colgaban correas que sostenían fusiles largos y cintos con decenas de balas.
Los comuneros que los vieron se sorprendieron, porque aunque parecían agentes del orden público, en los uniformes no tenían insignias del Ejército ni de la Policía.
Por eso creen que se trataba de disidentes de las FARC. Era un grupo de 10 hombres que se desplazaba por los cerros de las zonas de Majua y Viche, dos poblaciones de Quinindé.
Los habitantes dicen que desde esa tarde del 15 de mayo, cuando los vieron, más personas con esas características merodean esos territorios.
Desde ese día el temor en la gente de estos poblados tomó fuerza, pues el 4 de abril se registró un atentado terrorista a una de las torres eléctricas que están ubicadas en Viche.
Entonces, la Policía advirtió que el ataque lo habían perpetrado los disidentes que integran el Frente Óliver Sinisterra y operan en la frontera entre Ecuador y Colombia. Las investigaciones revelaron que los irregulares detonaron dinamita para afectar la estructura. Por esos hechos, ocho personas fueron detenidas.
La Fiscalía comprobó que entre los sospechosos había dos hombres que tenían una relación directa con alias ‘Guacho’, cabecilla del grupo disidente.
En el expediente judicial por terrorismo, que se abrió tras el ataque, incluso se indica que entre los apresados está el cuñado del líder de los armados. Por eso, ‘Guacho’ también fue vinculado al proceso y ahora es judicializado.
Por estos hechos, en Quinindé se ha incrementado el resguardo policial. Así lo indica Patricio Villalba, jefe del Distrito de Policía de ese cantón. El oficial dispuso el despliegue de más uniformados en las vías y en lugares estratégicos como entidades públicas y oficinas de la función Judicial.
El temor en la gente persiste por la presencia de los desconocidos. Actualmente en este cantón esmeraldeño trabajan 282 agentes y en los primeros cinco meses de este año se han incrementado los operativos, pues ya se han ejecutado 1 182, mientras que en todo el 2017 se realizaron 1 286.
Los agentes también han investigado a los armados y dicen que las montañas de Quinindé son usadas como refugios temporales para planificar el envío de droga.
Los pobladores de Majua y Viche no conocen las operaciones de los ilegales. Ellos dicen que tienen miedo de que sea gente de ‘Guacho’ o que sean personas ligadas a los ataques en San Lorenzo, localidad del cordón fronterizo con Colombia.
Ahí han ocurrido atentados y secuestros con muertes atribuidas a las disidencias.
Cuando los pobladores se enteraron de los extraños pusieron una denuncia en las unidades policiales de sus zonas y pidieron que se investigara si esas personas tienen relación con los grupos irregulares.
Uno de los oficiales que conoció del caso dice que han tratado de averiguar sobre los 10 hombres. Hasta la semana pasada no se hallaron pistas.
Los vecinos de Majua cuentan que los extraños también fueron vistos pasando por el estero Majuita. Para llegar allí se debe caminar por una parte del bosque de la reserva Mache Chindul y luego tomar una gabarra en la zona de Male, que permite avanzar hasta Majua, cruzando el río Esmeraldas.
Seguramente los armados siguieron esta ruta que por lo menos toma cuatro horas, dice uno de los testigos.
Un investigador, que conoce el trayecto, cuenta que las localidades de Majua y Viche fácilmente pueden ser penetradas por las montañas que existen entre Quinindé y Rioverde, otro cantón de Esmeraldas.
Por ahí existen pasos fluviales, terrestres y pequeños caseríos que empiezan desde Rioverde. En el 2012, la Policía registró las coordenadas de esta ruta luego de que se produjera un triple asesinato en una familia en el sitio Dógola, en las inmediaciones de la reserva ecológica. Por eso, los agentes no descartan que las disidencias de la guerrilla se hayan desplazado a esa zona.
Incluso, advierten que el fuerte resguardo en San Lorenzo pudo haber provocado un éxodo de las disidencias.
Actualmente los irregulares buscan nuevas rutas para sacar los cargamentos de droga y Quinindé al estar cerca de Santo Domingo, que se vuelve un punto clave. Esto ocurre porque esta última ciudad es parte de las rutas que tienen las mafias para pasar la droga desde Colombia al océano Pacífico y luego enviar a EE.UU.