Finas velas blancas fueron encendidas ayer sobre una acera de la ciudadela La Alborada, ubicada en el norte de Guayaquil, para recordar la balacera que hace nueve años apagó la vida de ocho personas y borró el rastro de tres detenidos en una farmacia.
Ramitos de rosas y cruces negras de madera estaban entre las lonas con la imagen de las víctimas. En el noveno aniversario del incidente, familiares participaron en un plantón para pedir se señalen culpables.
Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, colaboró en la organización del plantón. Esa organización está al tanto del caso en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que recibió la queja por este caso en el 2006.
El activista contó que la Procuraduría General del Estado emitió un escrito donde dice a la CIDH que no debe continuar el proceso porque “las instancias judiciales internas no han acabado”. Sin embargo, los familiares alegaron que en la Justicia local todos los detenidos fueron sobreseídos.
En el 2010, la Comisión de la Verdad identificó 456 casos donde los derechos humanos habían sido violados, entre estos constan los decesos en esa farmacia. Actualmente la Fiscalía investiga esos casos, sin embargo, los familiares de los fallecidos en la farmacia no conocen sobre esos avances.
Dolores Guerra, viuda de Johnny Gómez; Dolores Vélez, viuda de Carlos Andrade; y Dolores Briones , viuda de Guime Córdova, asistieron -como desde hace 9 años- al plantón vestidas de blanco y negro.
Este diciembre, Guerra se graduará de abogada en la Universidad de Guayaquil. Estudió para defenderse. Tras la desaparición de su esposo, pasó de ama de casa a taxista, luego dos años y medio tercerizada en una gasolinera y actualmente en la Defensoría del Pueblo.
A las 16:00 de ayer, recién iba a almorzar. El plantón duró hasta las 12:00 pero luego tenía que regresar a su trabajo actual. “No ha sido nada fácil. Tuve que llevar un papel de papá y mamá. La familia no siempre está”, expresó.
Una lucha parecida les ha tocado a Vélez y Briones. La primera también decidió estudiar Leyes, está en quinto año de la carrera. Su hija entregaba volantes ayer durante el plantón, ella tenía tres meses cuando su papá fue a la farmacia por pañales y ya no regresó.
Para Briones, una de las fechas más difíciles para su hijo es el Día del Padre. “Pueden decir ‘lo siento’ pero nadie sabe lo que nosotras pasamos”, dijo.