La inseguridad debe ser abordada de forma integral, no solo desde el control policial y de represión a la delincuencia.
Por ejemplo, el Gobierno ha hecho esfuerzos en San Lorenzo (Esmeraldas) para educar a los jóvenes y adolescentes, pero muchos de ellos están a punto de terminar la secundaria y no saben qué hacer después.
Entonces, quienes se reinsertaron están pensando que estos tres años fueron desperdiciados y que, si se hubieran vinculado al crimen organizado, ya tendrían un carro o una casa para darles a sus madres. Es primordial que existan planes integrales que abarquen el tema educativo y laboral. Ahí tenemos un vacío que es aprovechado por la delincuencia organizada en zonas urbano-marginales.
Una medida que podría ayudar es ampliar el proyecto Mi Primer Empleo e incentivar a las empresas en el plano de los impuestos, capacitación y créditos. Ofrecer a los jóvenes que estudien en la universidad.
En el campo de la rehabilitación es imprescindible ofrecer nuevas formas de capacitación a los internos. Por ejemplo, a las mujeres prepararlas como secretarias ejecutivas, no solo enseñarles pastillaje o manualidades. Para los varones, la carpintería ya no es buena opción, porque no podrían competir contra las grandes empresas que fabrican muebles. Tenemos que forjar una mentalidad diferente.