Ayer por la mañana, el salón Saint Moritz del Swissôtel, en el norte de Quito, se convirtió en un aula con 15 ‘supervisores’ que, al estilo de una institución educativa, vigilaban a los 273 aspirantes a jueces y juezas de cortes provinciales, tribunales penales, juzgados de primer nivel, etc.
Su misión era observar que los candidatos no se distraigan mientras demostraban sus aptitudes psicológicas para laborar en esos cargos de la función Judicial.
Las autoridades del Consejo de la Judicatura Transitorio (CJT), entidad que se ha propuesto modernizar el sistema judicial hasta el 26 de enero del 2013, hicieron las veces de un docente pronunciando los discursos de bienvenida y dando las indicaciones preliminares de la jornada evaluativa.
Incluso aclararon tres de las 360 preguntas del cuestionario que se podrían prestar a diversas interpretaciones. Explicaron que la 254 interroga si el aspirante, a veces, toma una copa de bebidas alcohólicas cuando se despierta en la mañana. En la número 269 se preguntó al futuro juez o jueza si creía que la gente le tiene ‘mala voluntad’. Y, por último, el ítem número 305 indagó si el concursante se preocupa por las cosas que se escapan de su control.
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Los aspirantes debían contestar en menos de 50 minutos si cada postulado era falso, ligeramente verdadero y medianamente verdadero o verdadero. Con las reglas establecidas, al igual que los mensajes patrios que se pronuncian en una ‘mañana cívica escolar’, la frase: “Ustedes tienen el gran reto de transformar la justicia” sonó por los parlantes para dar inicio a la jornada de evaluación psicológica de los 2 985 concursantes que pretenden ocupar 313 cargos en la función Judicial.
Simultáneamente se llevaron a cabo las jornadas en Guayaquil con 307 evaluados, Cuenca con 164 y Ambato con 133 solo en la mañana. Cristian E., quien trabaja 12 años como abogado, fue el primer aspirante que terminó el examen a eso de las 10:20. Él compite por un cargo en un tribunal penal de Quito y manifestó que las preguntas se referían a varios temas personales.
Xavier C. fue el segundo candidato en cruzar el portón de madera tres minutos más tarde. Él busca ser un juez de lo Civil en Pichincha y cuenta que varias preguntas se repetían de manera intercalada, a manera de certificar la veracidad en las ‘repreguntas’.
Laura M., una de las 853 inscritas a este Concurso de Méritos y Oposición, Impugnación y Control Social, fue la tercera aspirante en culminar la prueba psicológica. “Son preguntas personales y del entorno social que se deben contestar con sinceridad”, dice.
Soraya Bohórquez, asesora del CJT, explicó que este examen invalida a quienes muestran un perfil demasiado bueno, pues en su ambición de presentar una evaluación positiva de su imagen se puede incurrir en las mentiras.
Tres ejemplos de las 360 preguntas
Sobre los hábitos. Dentro del cuestionario, la pregunta 254 indagaba si el aspirante a veces toma una copa de bebidas alcohólicas apenas se levanta.
Sobre sus percepciones. Los 2 985 postulantes debían responder en el ítem 269 si la gente ‘le tiene mal día’. El CJT aclaró que la pregunta se podría entender como si el futuro juez o jueza siente que la gente le tiene ‘mala voluntad’.
Los intereses. En el numeral 305 ante la aseveración: no me preocupo por las cosas que escapan a mi control, respondían sobre si era verdadero o falso.