La madruga del 13 de abril pasado, Fabián García, de 42 años, caminaba con un amigo por Chillogallo, en el sur de Quito. De pronto, dos desconocidos los sorprendieron y por evitar ser robados corrieron a la calle. Un taxi embistió a García, lo lanzó a la vereda y perdió la conciencia por el golpe.
Según las estadísticas de la Dirección Nacional de Tránsito (DNT), desde enero hasta agosto 1 074 personas sufrieron un accidente vehicular en el país.De ellas, el 69% (743) corresponde a peatones. 74 murieron y 669 resultaron con alguna lesión.
La mayoría de arrollamientos y atropellos que sucede ocurre por la imprudencia de los peatones, asegura Rubén Narváez, teniente de la Subdirección de Investigaciones de Accidentes de Tránsito de la Policía (SIAT).
En un accidente de tránsito o atropellamiento, el transeúnte es el más afectado, porque no tiene ningún tipo de seguridad. “Por eso, él es quien debe cuidar su integridad, buscar los cruces cebra, pasos peatonales, intersecciones, zonas de seguridad”, agregó.
La Ley de Tránsito, Transporte Terrestre y Seguridad Vial incluye a los peatones como elementos del sistema vial, por lo que están sujetos a multas y otras sanciones.
En el artículo 199 de esta norma se señala que los peatones “deberán acatar las indicaciones de los agentes de tránsito y las disposiciones que se dicten”.
García despertó en una clínica particular, en el sur de Quito, donde permaneció 17 días internado. Tenía fracturas en las piernas y la columna, además de golpes leves en la cabeza y los brazos. “La pierna derecha fue la más afectada, tuve tres fracturas. Sufrí lesiones en las vértebras, lo que me impedía moverme solo”, señala.
Lo trasladaron al Hospital Eugenio Espejo. Allí fue sometido a dos operaciones. En la primera le colocaron una placa de 15 cm en la pierna izquierda y una de 60 cm en la derecha. Luego de un mes, su pierna derecha fue intervenida quirúrgicamente, aunque los médicos dijeron que el cuerpo rechazó las placas.
Las afecciones de los peatones se presentan en tres fases. La primera se da contra las piernas y la pelvis, después el tronco se golpea contra el capó o la tapa del motor. La víctima cae y se golpea la cabeza y la cadera contra el piso.
Marco Villacís, médico emergenciólogo del Hospital Eugenio Espejo, asegura que por estos tres impactos se producen fracturas en las piernas entre tibia y peroné. El cuerpo tiende a doblarse y entonces el abdomen y el tórax caen sobre el capó. Este segundo golpe puede fracturar fémur, pelvis, costillas, columna, órganos abdominales y torácicos. Finalmente la persona cae del vehículo y se impacta la cabeza y la pelvis.
El SIAT señala que la imprudencia del peatón causa el 10% de los accidentes en el país.
En junio del 2009 se pusieron en vigencia las sanciones para los peatones. Según el Art. 166 del Reglamento de Tránsito, se multará con el 5% de la remuneración básica unificada a aquellos que cometan infracciones leves de primera clase. Este valor corresponde a USD 10,90 y en el caso de reincidencia a USD 21,80.
La cédula es el documento con el cual los policías deberán ejecutar la contravención. En caso de no pagar la sanción, las autoridades procederán con un juicio y prohibirán al infractor su salida del país. Pero en los juzgados de Tránsito se conoció que no existen citaciones para los peatones.
Hace dos semanas, García volvió a sus actividades diarias. Retomó sus estudios de Gastronomía en un instituto privado y reabrió su restaurante en el sur de Quito.
Su pierna derecha aún se sostiene con clavos. En una semana sabrá cuándo dejará las muletas.
Hugo Ortiz, de 39 años, fue arrollado el 26 de septiembre del 2009, cuando iba en su bicicleta.
Al ingresar al quirófano sufrió un paro cardiorrespiratorio y murió. Dos días después, Pablo Lazarinni, otro ciclista, no resistió una operación tras ser víctima de un atropellamiento similar.
De acuerdo con el registro de la Dirección Nacional de Tránsito (DNT), en lo que va del año se produjeron 124 accidentes, en los cuales están involucrados ciclistas, no se registran decesos.
Según los usuarios de las ciclovías, en Quito, estos hechos se producen porque los conductores de vehículos y autobuses no respetan la vía exclusiva de bicicletas. “Por más que ya exista una vía exclusiva para las bicicletas, mucha gente no se da cuenta para qué sirve”, señala Rodrigo Sánchez, un usuario de la ciclovía. En la Ley de Tránsito se dice que “los ciclistas podrán transitar por todas las vías públicas, con respeto y seguridad, excepto en aquellos en la que la infraestructura actual ponga en riesgo su seguridad”.