María abraza a su hijo de 2 años. Asegura que sospechosos intentaron llevárselo. EL COMERCIO
La rutina de María y su familia cambió. Desde hace 18 días dejaron de salir al parque y la mujer aún recuerda ese viernes 21 de septiembre. Dice que ese día, dos sospechosos que iban en una moto interceptaron el vehículo en el que iban y que un hombre intentó llevarse a Juan, uno de sus dos hijos.
El miedo hizo que ella y su esposo reforzaran las seguridades. Compraron pulseras de localización para los pequeños, instalaron un sistema completo de cámaras para la casa, colocaron sensores de movimiento en cada puerta, al igual que láminas de seguridad para las ventanas del auto. El temor hizo que incluso adquirieran un bate de béisbol para poder defenderse en el carro. La familia invirtió al menos USD 3 000.
Este caso, reportado en el valle de Los Chillos (Quito), no fue denunciado en la Fiscalía. Lo que hizo la madre fue difundir los detalles a través de mensajes en Whatsapp. Allí se hablaba de un posible secuestro.
María dice que no acudió a las oficinas judiciales porque los policías de la UPC le dijeron que no se concretó delito alguno. Pero recuerda cómo uno de los hombres intentaba quitarle el cinturón de seguridad a Juan, un niño de 2 años. Dice que no se lo arrebataron porque se trabó el dispositivo.
La mujer rememora más detalles de lo sucedido: mientras los sospechosos forcejeaban, otro auto se detuvo y empezó a pitar para ayudar al niño. Eso asustó a los dos sospechosos y huyeron en la moto. Desde ese momento, María no se despega de sus pequeños.
El jueves anterior, este Diario difundió que solo una de las 55 denuncias presentadas este año por posible secuestro de niños fue real. Los policías dicen que no todos denuncian lo sucedido. Sara tampoco lo hizo. Asegura que la noche del 24 de septiembre, cuando regresaba a casa con su hija, dos hombres que circulaban en una motocicleta aparentemente intentaron llevarse a la menor. Ahora relata que uno de ellos se acercó agresivamente a la niña. Sara gritó y pidió ayuda a los vecinos del Pinar Alto, en el norte de Quito. Dice que esto asustó a los sospechosos y se fueron.
Ahora, cuando sale con su hija, de 3 años, la lleva en brazos y pide que alguien la acompañe.
La madre reforzó la seguridad de su casa. Puso cinco cerraduras y un sistema de cámaras. El director de la Dinased, Víctor Aráus, conoció otros casos a través de redes sociales, pero no tiene denuncias formales. Por ejemplo, el mes anterior solo llegaron tres expedientes a la Fiscalía de Pichincha. Esos casos se encuentran en investigación.
Uno de estos tiene relación con lo ocurrido con un niño de 9 años cuando salía de su escuela, en el Centro de Quito. El jueves 20 de septiembre, el menor fue perseguido por dos hombres que le ofrecieron dinero. El pequeño se asustó y pidió ayuda a dos agentes de tránsito. Ellos llamaron a policías que dan seguridad en la ciudad y detuvieron a los dos sospechosos.
María Dolores Criollo, inspectora general de la escuela en donde estudia el niño, recuerda cada detalle de ese día. Desde lo ocurrido están más alertas y cuando ven a personas sospechosas llaman a los agentes. La madre del menor presentó la denuncia. Ahora, uno está encarcelado. Otro fue liberado, aunque debe presentarse cada 15 días en la Fiscalía.
En San Carlos, un barrio del norte quiteño, también están en alerta. Los vecinos pidieron a la Policía que aumentara el número de patrullajes.
Temen por lo sucedido con Amy, una niña de 6 años. El pasado miércoles, sus padres contaron que desconocidos intentaron secuestrar a la menor mientras iba a la panadería con Fernanda, su madre.
La mujer asegura que un auto rojo, sin placas, se estacionó cerca de ellas y el conductor del vehículo dijo a su acompañante: “Quítasela, quítasela, muévete”. La madre dice que agarró a la niña y corrió.
Desde ese día, Fernanda no sale de casa con su hija. Su caso está en investigación.
Además, el padre de la menor adoptó medidas de seguridad. Notificó lo ocurrido a la escuela donde estudia la niña para que nadie que no sea familiar pueda retirarla. Cambiaron rutas y horarios de llegada a la casa.
En Pifo (afueras de Quito) ocurrió otro caso. El 23 de septiembre, Katherine salía al parque con sus dos pequeñas hijas y recuerda un auto estacionado afuera de su casa.
Asegura que una señora se bajó del vehículo y se acercó con los brazos extendidos y de forma desafiante hacia una de las niñas. La mujer habló con este Diario, recordó estos detalles y dijo que pidió ayuda a una de sus vecinas.
Desde lo ocurrido, la madre deja a las pequeñas en compañía de su abuela. También dejaron de salir con sus hijas. Este caso también se encuentra en la Fiscalía para ser tratado.
Tome en cuenta lo siguiente:
Instruya a los niños a que permanezcan junto a sus padres en todo momento y que no deben hablar con personas desconocidas.
Explíqueles que no deben hablar ni aceptar cosas de personas extrañas si no están en compañía de sus padres.
Asegúrese que su niño sepa la dirección de la casa y nombre de progenitores para que, en caso de pérdida, sepa cómo comunicarse.
Indíqueles la ruta segura y el transporte para llegar al domicilio. Los niños deben saber cómo llegar a su casa en caso de estar solos.
No publique en redes sociales su ubicación en tiempo real, esto puede alertar a los secuestradores sobre niños solos.
Varíe las rutas y horarios de movilización para evitar que delincuentes se percaten de sus movimientos y rutas diarias.
Manténgase atento al bajar de los vehículos para evitar que los niños sean arranchados por personas que esperan fuera.
Tenga como marcación rápida en su teléfono el número de emergencia 911. Esto permitirá agilitar una denuncia de ser necesario.