Los padres de Édison Cosíos, satisfechos por la sentencia

En la calle Vargas.   Familiares y amigos de Édison Cosíos protagonizaron una manifestación, al cumplirse un año luego del accidente.

En la calle Vargas. Familiares y amigos de Édison Cosíos protagonizaron una manifestación, al cumplirse un año luego del accidente.

La familia de Édison Cosíos, estudiante del Colegio Mejía impactado por una bomba lacrimógena el 15 de septiembre del 2011, siente que se está haciendo justicia.

Ayer, su abogado Christian Molina recibió la sentencia que dictó el Sexto Tribunal de Garantías Penales en contra del teniente de Policía, Hernán S.

El Tribunal lo condenó a ocho años de reclusión mayor ordinaria por tentativa de asesinato. Además al pago de USD 50 000 por daños y prejuicios.

La parte acusadora, el 17 de octubre, en la audiencia de juzgamiento, mostró fotografías en las cuales se observa al uniformado ingresando a las instalaciones del establecimiento educativo. Además, tomas en las que se puede confirmar que dispara de forma directa, sin seguir el protocolo de inclinar la carabina trufly.

También se presentaron varios testigos, uno de ellos el ministro del Interior, José Serrano. En su testimonio apuntó que el policía acusado cambió su versión.

Vilma Pineda, madre del muchacho de 18 años, admitió que no pueden sentir alegría por la sentencia. “Así le den mil años de cárcel, nada ni nadie nos devolverá la vida y la salud de mi hijo”, manifestó. Sin embargo se sienten satisfechos de que se haya hecho justicia con este caso.

Hernán S. esta mañana revisaba el documento con su abogado defensor. Tiene tres días, contados desde ayer, para presentar un recurso de apelación ante la Corte Provincial. “No estoy conforme con la pena a la que me sentencian. Me están juzgando como si yo fuera un civil y no toman en cuenta que actué como parte de un operativo”, indicó.

Molina, abogado de la familia Cosíos, considera que la condena responde a la magnitud del daño causado. Apuntó que no se puede reparar la vida del joven, que permanece en coma desde hace más de un año, sin posibilidades de recuperarse. El disparo destruyó el 80% de su cerebro.

Su madre comentó que en las últimas semanas se reactivó una bacteria que contrajo por su estado de salud, en un centro hospitalario. Eso lo debilita. Le provoca fiebres y hace que deba recibir una fuerte dosis de medicamentos. Ayer, un médico les anunció que le harían exámenes de sangre. “El riesgo es muy alto, si se comprobara que su sangre está contaminada puede haber serias complicaciones para su salud”.

Su padre, Manuel Cosíos, dijo que lo peor es saber que no hay esperanzas de recuperación. Pese a ello, él, sus hermanos y su madre le cuentan a diario sobre todas las acciones legales emprendidas.

Manuel Cosíos asegura que sería un pecado no luchar para que se condene al causante de la tragedia que viven, tomando en cuenta que su hijo siempre estaba preocupado por combatir las injusticias. Hasta el cuarto curso, Édison integraba la selección de voleibol del plantel. Y en quinto año se vinculó más directamente a la organización política.

Las acciones

En los alrededores   del Colegio Mejía, en la Arenas y Vargas, se observan grafitis con este texto: “Cosíos vive, la lucha sigue”. Varios de sus amigos y compañeros lo visitan.

En su cumpleaños,  el 30 de junio, lo visitaron, le llevaron un póster en el que se pueden ver más de 20 fotografías de Édison Cosíos, cuando estaba completamente saludable.

En las próximas semanas, se elegirá al nuevo Consejo Estudiantil en el establecimiento.

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