Orlando Ibarra, el ecuatoriano que estuvo secuestrado en Colombia por 766 días, permanece junto a su familia más cercana, en el norte de Quito.
“La familia lo atosigó”. Así calificó hoy Mariana Sarmiento, tía del empresario carchense, al recibimiento que le dieran sus parientes y amigos, después de dos años de cautiverio.
Junto a ellos, estuvo hasta las 02:00 de esta madrugada. A esa hora se fue a descansar después de que ayer apareciera por primera vez ante la prensa.
Ibarra arribó anoche a la capital proveniente de Bogotá, donde dio sus primeras declaraciones. Allí aseguró que su padre fue asesinado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). En Quito, volvió a evocar a su progenitor, Orlando Sigifredo.
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Lo hizo después de agradecer a Dios. Dijo que durante su cautiverio en la “montaña” la lectura de la Biblia fue su compañía. También habló de haber sido testigo de “injusticias” durante su secuestro, que no detalló.
Antes de la rueda de prensa, esperó en una sala contigua donde el embajador de Colombia en Quito, Ricardo Lozano; el ministro del Interior, José Serrano; el canciller Ricardo Patiño y el fiscal Galo Chiriboga atendían a los medios de comunicación.
En ese lugar, el ecuatoriano permaneció serio y evitó las declaraciones. Pero se doblegó cuando ingresó a la rueda de prensa. Su madre, hijos, hermanos y primos lo abrazaron. Lloraron frente de una treintena de cámaras. Otros familiares se confundieron entre la prensa y registraron el regreso de Ibarra con sus celulares. Ibarra habló aproximadamente cinco minutos.
Chiriboga y Patiño agradecieron a las autoridades colombianas, a la Policía ecuatoriana, a la Unase y a la familia. “Rogamos al Gobierno colombiano y a las fuerzas irregulares que encuentren lo más pronto la vía de solución del conflicto”, dijo Patiño.
“El domingo nos llamó (Orlando) directamente, nos emocionamos. Siempre confiamos que él iba a regresar al seno del hogar con vida”, dijo Sarmiento.