El conflicto entre seguidores de dos órdenes católicas en el norte de Ecuador llevó a que una de ellas -a la que el gobierno tilda de fundamentalista- renuncie ante el papa Benedicto XVI, informó hoy la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE).
“Los misioneros Heraldos del Evangelio, luego de una serena revisión de todas las circunstancias, han considerado oportuno, como un gesto de delicadeza y disponibilidad con el Santo Padre, poner en sus manos la comisión recibida”, señaló la CEE en un comunicado.
Esta congregación protagoniza un enfrentamiento con los Carmelitas Descalzos desde noviembre pasado, cuando el Vaticano encargó a aquella la administración temporal del vicariato de la provincia amazónica de Sucumbíos.
El obispo carmelita Gonzalo López estuvo al frente de esa jurisdicción durante 40 años.
La pugna se agravó el domingo último con un enfrentamiento a golpes entre seguidores de ambas órdenes en Lago Agrio, capital de Sucumbíos, a lo que se sumaron problemas para oficiar las misas en esa ciudad y otros poblados de la provincia, según las autoridades.
El enfrentamiento se desató cuando simpatizantes de los Heraldos exigieron a los seguidores de los Carmelitas Descalzos desalojar las inmediaciones de una catedral donde protestaban desde el 17 de mayo.
Debido a ello, el obispo Ángel Sánchez, quien no pertenece a ninguna congregación y al que el Papa encargó del vicariato hace un mes para intentar zanjar la disputa, convocó a jerarcas de ambas órdenes a una reunión en Quito, tras la cual se anunció la dimisión de los Heraldos y la salida de los misioneros carmelitas.
Sánchez se reúne a esta hora con los seguidores de los Carmelitas y más tarde lo hará con los de los Heraldos. “Vine para persuadir par que cedan de posiciones estos grupos”, manifestó en Sucumbíos a este Diario.
El presidente Rafael Correa acusa a los Heraldos de “ultrafundamentalistas” y de pretender acabar con el trabajo social de sus antecesores, relegando a los feligreses del trabajo pastoral.
Correa ha amenazado con vetar el nombramiento en propiedad de un prelado de esa congregación, mientras que su vicecanciller, Kintto Lucas, sostiene que incluso se podría revisar el tratado que rige las relaciones con el Vaticano.