El 2018, la nave Orion P3 fue presentada a las autoridades ecuatorianas, en Guayaquil. Foto: Archivo EL COMERCIO
Los trabajos de readecuación de los tanques de combustible y la ampliación de una vía en el aeropuerto de San Cristóbal, en Galápagos, no avanzan.
Hace cuatro meses, la Dirección de Aviación Civil entregó al Ministerio de Defensa un terreno de 10 000 m² junto a la pista de aterrizaje. La idea era arreglar ese espacio para que, una vez al mes, las naves estadounidenses Orion P3 y Awac puedan reabastecerse o aterrizar en casos de emergencia.
Autoridades municipales de San Cristóbal confirmaron a este Diario que el hangar destinado a operaciones militares aún es usado para el aterrizaje solo de aviones privados.
Según personal de las Fuerzas Armadas, para iniciar los trabajos requieren un informe de aprobación de la Comisión de Soberanía de la Asamblea.
Defensa no tiene una fecha prevista para el inicio de la readecuación, pero asegura que será en este año;la idea es que los aviones estadounidenses puedan aterrizar en los aeropuertos de Guayaquil, Manta y Galápagos, para hacer controles aeromarítimos y detectar embarcaciones ilegales dedicadas al narcotráfico.
La Fuerza Naval espera que las operaciones de las naves extranjeras en el Archipiélago “empiecen lo más pronto posible”, pues asegura que las mafias dedicadas al narcotráfico se activan en la noche. “En esas horas es más difícil ubicar esas embarcaciones, pues son pequeñas y a veces los radares ecuatorianos no pueden localizarlas”, dice la Armada.
Además, asegura que para que puedan actuar las naves de EE.UU. es necesario mejorar las condiciones del aeropuerto, pues actualmente existen limitaciones. “Necesitamos incrementar la capacidad de almacenamiento de combustible, para que puedan operar las aeronaves grandes”.
Según la Fuerza Naval, es necesario mejorar el radar del aeropuerto, las radioayudas y la iluminación de la pista para aterrizajes nocturnos.
El proyecto del aeropuerto de San Cristóbal forma parte de un convenio de cooperación militar entre Ecuador y Estados Unidos. Un año y siete meses después de que se firmara ese acuerdo, el Ministerio de Defensa revela nuevos detalles de cómo el Orion P3 y el Awac realizan controles aeromarítimos en el país.
Desde septiembre del 2018 hasta diciembre del año pasado, esos aviones han ejecutado 44 operaciones de vigilancia en territorio nacional.
Llegan a la base aérea de Guayaquil una o dos veces al mes y permanecen una semana. “En enero aún no han arribado”, indica la Marina.
Estos datos también fueron expuestos ante la Comisión de Soberanía de la Asamblea nueve días después de que el ahora exembajador de Ecuador en EE.UU., Francisco Carrión, dijera que no existe “un marco normativo bilateral indispensable” para que se realice ese tipo de operaciones y que ese hecho afecta a la soberanía.
Defensa rechaza esas afirmaciones y asegura que las acciones se rigen a las leyes ecuatorianas y que hay un protocolo. “Los aviones de Estados Unidos deben seguir un procedimiento estricto para ingresar al país”. Los tripulantes de las naves deben solicitar a Cancillería un permiso de vuelo con tres semanas de anticipación.
Luego de obtener la autorización, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas “emite un instructivo con el procedimiento operativo”.
Allí constan, por ejemplo, la ruta o el recorrido, el área que será vigilada y el tiempo de permanencia en el aire.
Además, se establece que en cada sobrevuelo esté presente un oficial de las Fuerzas Aérea y Naval y un agente policial.
Cuando están en el aire, el objetivo principal es detectar embarcaciones que trasladen droga hacia México y EE.UU. Cuando son localizadas, notifican a los guardacostas ecuatorianos para que realicen las incautaciones del narcótico.
Desde que empezaron a operar, las aeronaves extranjeras detectaron 30 toneladas de droga que eran llevadas por el mar. Una vez que las operaciones terminan y los aviones aterrizan, la tripulación presenta un informe a la Cancillería y al Ministerio de Defensa.