Cero ocio, visitas reguladas, erradicación del consumo de drogas, prohibición del ingreso de teléfonos, víveres, ropa… Así es como funcionan los nuevos centros de rehabilitación, según las autoridades de Gobierno.
Ayer, 6 de marzo, como parte de un recorrido en el Centro de Rehabilitación Social (CRS) de Cotopaxi, las autoridades del Ministerio de Justicia explicaron en qué consiste ese nuevo modelo de rehabilitación.
Gustavo Peñafiel, director nacional de Rehabilitación Social, aseguró que en el Centro de Cotopaxi se aplica una política de ocupación permanente. “Es un régimen tipo colegio”, dijo. Detalló que 16 horas al día, las personas privadas de libertad (ppl) hacen actividades deportivas, laborales, culturales o psicológicas. De acuerdo a su conducta y al tipo de delito, se los ubican en pabellones de máxima, mediana y mínima seguridad. Y con base en esto se aplica más o menos disciplina.
El modelo está diseñado para que los internos de máxima seguridad duerman en celdas individuales, los de mínima comparten hasta 5 personas. En cada habitación hay un baño.
El recorrido consistió una visita a un ala del complejo terminada y deshabitada. Los patios exteriores aún tenían las cercas de cinta plástica que prohibía nel paso. Los sistemas equipos de video serán instalados.
Ledy Zúñiga, presidenta del Consejo de Rehabilitación, utilizó un lavamanos para así evidenciar que el centro sí cuenta con estos servicios básicos.
Por estas condiciones, los familiares de los detenidos hicieron plantones, conformaron una veeduría y denunciaron en organizaciones de DD.HH., la semana pasada. María Folledo, representante de los familiares, confirmó que los servicios de agua, luz y alimentación son adecuados. Dos semanas después de la llegada de los primeros 351 ppl desde la Cárcel 1, en el complejo del expenal de Quito, “hemos visto que los sistemas funcionan mejor”.
Sin embargo, las quejas de los familiares persisten. Folledo manifestó que el sistema de visitas y la incomunicación son aún una preocupación de los parientes. “Antes podíamos tener tres visitas a la semana por ocho horas cada una. Ahora nos permiten una hora y media por semana”, contó.
Para Gioconda R., esposa de Sergio, un privado de la libertad que lleva 2 años detenido, “dañaría los lazos familiares, si mis hijas no pueden conversar con él como antes”.
Zúñiga señaló que no se han reducido las visitas, sino que se han “regulado”. “Estamos implementando un teléfono en un lugar seguro para que ellos (los ppl) puedan tener comunicación sos sus familias”.
Según el ministro de Justicia (e), José Serrano, las quejas de los familiares se deben a que”se les terminaron los privilegios”. Él estuvo en la primera parte del recorrido en Quito. Inició con una visita al CDP. Mostró las condiciones precarias y de hacinamiento de 1 500 detenidos. “Estos son los centros de perfeccionamiento del delito”, sostuvo el Ministro.