La lista es extensa: infidelidad, adicciones, líos económicos, violencia familiar, desamor . Las parejas ecuatorianas ahora recurren cada vez más al divorcio para solucionar sus conflictos.
En el país, cada día se tramitan 106 divorcios. De esa cifra, el 50% se da por mutuo consentimiento, un recurso legal que se utiliza cuando en el matrimonio no hay hijos menores de 18 años o con discapacidad.
Históricamente, jueces y notarios estaban acreditados para poner fin a una relación con esas características, pero desde el 22 de mayo hay nuevas reglas. El Código Orgánico General de Procesos (Cogep) establece como “atribución exclusiva” de los notarios la disolución del matrimonio por mutuo consentimiento.
Pocos conocen este cambio. De hecho, con la anterior legislación la mayoría de parejas preferían ir a los juzgados civiles antes que a una notaría.
Un estudio levantado por la Universidad Central del Ecuador en marzo del 2014 señala que, en un año, una notaría de Quito tramitó 1 567 divorcios por mutuo acuerdo. La cifra se dispara en los juzgados civiles con 4 654 casos en 12 meses.
Hasta el año pasado, el Consejo de la Judicatura registró 459 notarías a escala nacional.
“Por lo general hay una cultura de juzgados en nuestra sociedad, proclive al conflicto. Las parejas buscan la sentencia de un juez, que los declare separados. Aquí no hay eso. Aquí solo se solemniza el acuerdo al que llegaron”, comenta José Luis Jaramillo, notario de Quito.
El objetivo de este cambio es descongestionar la carga de trabajo en los juzgados civiles. Sobre todo si se toma en cuenta que el 50% de divorcios en el país es por mutuo acuerdo.
En una notaría, un caso de este tipo se resuelve en 65 días, mientras que en un juzgado el tiempo puede duplicarse.
Ximena y su exesposo, por ejemplo, acudieron en febrero pasado a una notaría que funciona en el norte de la capital. El 29 de abril concluyó el trámite.
En un sencillo escrito de una página, la pareja declaró que se casó en 1991, tuvo dos hijas -ahora mayores de edad- y adquirió un inmueble y un auto.
En el proceso no se mencionan los motivos que les llevaron a poner fin al matrimonio.
Lo mismo ocurrió con René y Silvia. Se unieron en 1983, pero en el 2012 decidieron separarse. Nunca revelaron el porqué.
Ayer, en una de las notarías de Quito, dos jóvenes averiguaban los papeles que debían presentar para divorciarse. “Fuimos apresurados. Teníamos 23 años cuando nos casamos, pero con el tiempo hemos visto diferencias irreconciliables”, explicaba Lucía a este Diario.
Esta es una de las principales cualidades de la separación por mutuo consentimiento. La Ley no obliga a que se expresen las razones. De ahí que el notario no indaga las circunstancias y solo legaliza el acuerdo.
En cambio esto sí sucede en otros tipos de divorcios. Los jueces consultan a los esposos los motivos e incluso hay una etapa en la que se presentan las pruebas, cuando hay maltrato o adicciones, por ejemplo.
Los divorcios en el Ecuador
Pese a que la legislación no lo plantea, los notarios pueden alentar a la pareja a una posible conciliación, lo que sí ocurre en un juzgado. Sin embargo, son pocos los matrimonios que se acogen a ese recurso.
En la investigación desarrollada por la Universidad Central se señala que en los 1 567 casos que reportó la notaría de Quito apenas hubo dos parejas que desistieron del divorcio. En ese estudio se dice que la población encuestada desconfía de la capacidad de los notarios para conciliar. “Un 66% manifiesta que es mejor la intervención del juez civil, cuya formación y cotidianidad lo convierten en una autoridad en el tema”, se precisa en el documento universitario.
De hecho, los 65 días que tarda en resolverse una separación es porque la Ley prevé 60 días “de reflexión”. En ese período, el matrimonio puede solucionar los conflictos y echar abajo el proceso. En los otros cinco días se despachan los trámites legales.
La audiencia en la notaría
Tras el período de reflexión, el notario convoca a una audiencia oral. En esa diligencia, los cónyuges ratifican “de viva voz” la decisión. Superado ese trámite no hay marcha atrás. El expediente va al Registro Civil y se oficializa la separación.
Notarios consultados por este Diario revelan que hay casos en los que las parejas no asisten a la audiencia. La Ley establece que, para este tipo de situaciones, se convoque a una nueva diligencia. Si hay reincidencia, el funcionario archivará el caso.
Carmen y su esposo tramitaron un divorcio por mutuo consentimiento en enero pasado. El notario los convocó para que declararan “a viva voz” su decisión, pero no asistieron.
La pareja habló con sus dos hijos mayores de edad y ellos les pidieron que no se separaran. “Llevamos 35 años de casados.
Discutimos por problemas económicos, pero en realidad no tenemos problemas graves. Lo pensamos bien y desistimos. Ahora estamos mejor”.
“¿Quién va a cuidar el uno del otro? Nos tienen a nosotros, pero no es lo mismo porque no vivimos con ustedes”, esas palabras utilizaron los hijos de Carmen cuando se reunieron para analizar el divorcio, los días previos a la audiencia.
Adriana Fornasini es psicóloga y trata problemas de pareja. Para ella, 60 días de reflexión son “muy poco tiempo” para solucionar una crisis. A su consultorio llegan matrimonios que tomaron la decisión de divorciarse luego de una discusión. “Cuando superan ese estado emocional y reflexionan, las parejas se reconcilian.
Pero las terapias toman tiempo. Pueden tardar meses en descubrir que sí se quieren”.
La experta incluso ha conocido casos de personas que se divorcian por mutuo consentimiento, pero luego se dan cuenta que cometieron un error al separarse.
En contexto
El 22 de mayo se publicó en el Registro Oficial el Código General de Procesos. Ese cuerpo legal está en vigencia parcial, mientras los funcionarios judiciales se adaptan a su uso. Pero, la atribución exclusiva de notarios es una de las reformas de aplicación inmediata.
Ley
En el Código de Procesos hay nuevas reglas para resolver este tipo de separaciones. En el 2014, en el país, cada día se registraron 106 casos. El 50% fue por acuerdo.