Un automóvil que cargaba dos ataúdes blancos ingresaba por la av. Mariana de Jesús a las instalaciones de Medicina Legal, en el norte de Quito, al mediodía de ayer.
Su conductor viste un terno azul oscuro y su rostro se muestra visiblemente afectado al conversar con los médicos legistas.
Ellos le ayudan a colocar los féretros de dos niños de 4 y de 6 años que fallecieron la tarde del viernes en la parroquia Checa, al nororiente de Quito.
Las versiones emitidas por los agentes de Medicina Legal indican que la causa de ambos decesos fue el ahogamiento.
Al parecer, los menores se encontraban jugando cerca a un reservorio comunal de agua en el sector y se precipitaron dentro del tanque. No sabían nadar.
“Es muy triste ver estos casos”, considera María Coral, estudiante de quinto año de Medicina, quien ayer se encontraba en la morgue realizando una investigación académica junto a cuatro compañeros más.
El conductor cierra el portón del auto y junto a la madre de los menores emprenden en lenta marcha hacia el norte de Quito.
En otro caso, un joven de 19 años de edad fue encontrado sin vida la mañana de este sábado en su hogar ubicado en el sector de la Nueva Aurora, en el sur.
Era un estudiante de sexto curso en un colegio fiscal. “No tenía motivos para tomar una decisión fatal”, dijo un amigo allegado.
El joven, habría recibido una llamada a la medianoche del viernes, horas después su hermano acudió al dormitorio.
Según el Observatorio Metropolitano de Seguridad, de enero a septiembre en Quito hubo 805 muertes violentas, 270 de ellas accidentales, 175 por homicidios, 128 por suicidios, etc.