La Policía realiza controles en El Triunfo, para evitar delitos. Foto: Joffre Flores/EL COMERCIO
Los vecinos saben lo que sucede, pero temen hablar. No quieren problemas. En El Triunfo, un cantón del Guayas, fiscales y policías locales investigan si organizaciones criminales del sector son enviados a Colombia para que se entrenen con los disidentes de las FARC.
Los agentes confirmaron esa influencia en un caso que ya fue juzgado en el país. Ahora rastrean a integrantes de otras cinco redes delictivas que estarían desplegados en diferentes provincias de Ecuador.
El hecho corroborado se relaciona con la banda de alias El Junior, a la que se le atribuye el asesinato de más de 30 personas en El Triunfo. En la declaración que rindió durante la investigación de los crímenes reveló que había enviado a un muchacho a Colombia para que se entrene con desertores de las FARC, para que ejecute asesinatos. No se sabe cuánto tiempo duró la preparación, pero con 17 años, el menor, había asesinado a tres personas. El Junior dirigía todo desde la cárcel de Cuenca, en donde ahora cumple una condena de 40 años por cinco delitos.
En las investigaciones se determinó que el menor era llamado por el jefe, para que cometiera los asesinatos. El 2016 fue aislado y cuando cumplió la mayoría de edad fue sentenciado a siete años de prisión por delincuencia organizada y en este momento tiene otro juicio por asesinato.
De acuerdo con investigaciones de la Fiscalía, quienes son entrenados asisten entre dos semanas a un mes para que los grupos subversivos les enseñen las destrezas en el manejo de armas automáticas.
Pedro Intriago, fiscal 2 de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada, Transnacional e Internacional (Fedoti), dice que los armados de Colombia los vuelven expertos en el manejo de armas.
El Fiscal explicó que generalmente las organizaciones delictivas no solo operan dentro del territorio, sino internacionalmente, porque tienen contactos con grupos subversivos.
En Colombia, no todos los guerrilleros de las FARC habrían acatado la orden de entregar armas. “Hay grupos que se quedaron con las armas y están ingresando para acá o a otros sectores”, dice Intriago.
Según cifras oficiales de Colombia, el 6% de los 7 000 subversivos no entraron en las negociaciones de paz con el Gobierno de Colombia.
Las FF.AA. de esa nación dicen que unos 400 armados no acompañaron a las conversaciones y tienden a conformar bandas que están asociadas, por ejemplo, con el crimen organizado y el narcotráfico.
Datos entregados por los investigadores señalan que la principal actividad a la que se dedican las bandas criminales locales es al expendio y comercialización de droga. De allí nacen los vínculos con grupos subversivos como las FARC.
Estas organizaciones cometen otros delitos que se derivan de la droga, como el robo, la extorsión, el asesinato y diversas prácticas criminales. “Como ocurre en Guayaquil o en otras partes del país”, dijo Intriago.
El 6 de abril, la Policía ya detuvo a 18 integrantes de dos bandas delictivas, que operaban en Sucumbíos y que reclutaban y adoctrinaban a civiles bajo el asesoramiento de grupos subversivos colombianos.
Los integrantes de esta red delictiva, que también se hacía llamar guerrilla ecuatoriana, reclutaba a sus integrantes, especialmente en Sucumbíos, Pichincha y Los Ríos. Ellos comenzaron a amenazar a los pobladores del fronterizo Sucumbíos.
Por eso, la Policía y la Fiscalía dicen que analizan el fenómeno. En El Triunfo, el mayor problema es el microtráfico y las peleas por territorio que dejaron más de 30 muertes violentas en el 2015, según la Policía.
Manuel Pazmiño, jefe de la Policía Judicial de este cantón, informó que existen dos bandas que pugnan por el territorio y son facciones de los que dejó El Junior en el lugar.
Según Pazmiño, estas bandas muchas veces son familiares y no descarta que incluso los parientes sean enviados a Colombia para prepararse.
Este cantón ha sido dos veces intervenido desde el 2014. La última intervención duró hasta junio del año pasado.
Los operativos de control son a diario y según las autoridades han dado resultado al reducir en un 45% las muertes violentas entre el 2015 y 2016. Pero los vecinos tienen miedo por la violencia.
Juan vive en este lugar hace más de 30 años. En el 2015 se enteró que un familiar de un primo habría sido enviado a Colombia para ser preparado por la guerrilla. No denunció el hecho por miedo a represalias.
El joven tenía 25 años cuando fue reclutado por alias El Junior. Primero fue guardaespaldas y luego ‘gatillero’ (sicario).
Fue en ese momento cuando supuestamente lo enviaron para que lo entrenen. En octubre de 2016 falleció durante una balacera y por eso Juan dice que decidió hablar de lo que sucedía con este muchacho.